An amazing experience with suckling pig � the main feat. Nice and friendly service in a restaurant where time stood still. A legendary place just an hour away from Madrid.
El cochinillo estaba riquísimo, y los judiones exquisitos. Si tuviese que poner una pega sería la sopa castellana. Es bastante sosa y 10 euros por plato de sopa, es de risa. El servicio en algunos momentos dejó que desear. Reñían mientras te atendían y se quejaban de otros clientes. Poco discretos.
Ambiente muy bueno. Cándido sigue siendo el alma del restaurante. Cochinillo espectacular, cordero rico. Ensalada de espárragos riquísimo. Los precios son los q son pero el servicio es muy bueno y las vistas inmejorables. Además el propio local ya es un museo de Segovia. Imprescindible comer alguna vez allí.
El mesón más famoso de Segovia y el mejor para comer cochinillo y darse un lujito. Ver a Cándido hijo cortar el cochinillo y oírle recitar esas palabras que ya son una tradición fue lo más . Las judías de la granja con orejas buenísimas súper recomendadas. La atención de todos no pudo ser mejor , excelente experiencia y tuvimos suerte de irnos con foto incluida . Conviene reservar mesa .
El cochino es una exquisitez, pero 29€ por una ración no muy grande parece excesivo.
Además, la guarnición de patatas la cobran aparte. Una patata troceada y frita te la cobran a 6€.
El pan, lo ponen sin preguntar con muy poca cantidad. Una rebanada por persona a 1.5€ cada una. La botella de agua a 3€ también es excesivo. La torrija, a 7€, estaba bastante rica. En total, 77€ para dos personas.
Para probar el cochinillo en un lugar típico una vez en la vida está bien, luego en cualquier sitio de Segovia se come un cochinillo muy rico y similar.
Servicio, comida, precio y ubicación, todo estupendo! Pedimos uno de cada plato y tuvieron el detalle de servirlo en dos porque queríamos todo para compartir. Muy bien todo, 130€ x sopa castellana, judiones, lechazo, cochinillo, postre, 1 refresco, agua grande y botella de vino.
Un lugar al que tienes que ir si vas a Segovia. El sitio es una pasada, con la decoración original del siglo XIX, ambiente acogedor y además Cándido es una persona super afable, nos recibió con entusiasmo y nos brindó una grata acogida. La comida es exquisita, el cordero y el cochinillo son de primerísima calidad, y si tenéis un poco de suerte podréis ver al mismísimo candidato partiendo el cochinillo de forma tradicional con un plato.
Ubicación, comida, trato, ambiente 10/10.
Estuvimos comiendo allí y la verdad que la calidad de la comida muy buena.
Sin embargo, pensamos que la cantidad de lcs raciones es un poco pequeña en comparación con otros lugares en los que hemos estado ese fin de semana.
Por ejemplo 7€ por el trozo pequeño de ponche segoviano, es un poco excesivo.
El cochinillo estaba bueno, sin dudarlo, pero son 29€ por un trozito, algo pequeño. Quizá por 22-25€ hubiese sido razonable.
Insisto la calidad estupenda.
Nos sorprendió que a diferencia de otros lugares no te ponen una "tapa" de espera. Sería buen detalle la verdad
Dirán que es para turistas pero sigue siendo excelente. La comida estuvo deliciosa y el ambiente increíble. Además tuvimos suerte de tener a Don Cándido en persona haciendo la ceremonia de cortar el cochinillo con el plato.
AMPARO MARTÍNEZ CATALÁ
+5
Nos gustó mucho lo que pedimos, el vino, las berenjenas a la miel con jamón, el cochinillo, el magret de pato, el ponche segoviano y la torrija. Todo espectacular, el servicio súper amable, te colman de atenciones, el lugar es único y ver a Cándido cortar el cochinillo es entrañable. Nos costó 50 euros por persona pero si pasas por Segovia es una visita imprescindible.
Nos alojamos en el hotel y teníamos un menú degustación en el mesón. El local tiene su historia que se refleja en la decoración y las paredes. Bastante ruidos, turístico y con las mesas muy juntas. La atención muy buena, destacando a una camarera morena súper educada y agradable. El menú es abundante, sobre todo para la cena. Espárragos verdes a la plancha buenísimos, chorizo, piquillos rellenos normalitos, ensalada de pollo, judiones, cochinillo y de postre ponche segoviano con helado de vainilla. Local emblemático donde sigue la tradición de partir el cochinillo con el plato y después romperlo en el suelo.
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