Brasa ejecutada magníficamente, pescado de alta calidad, precios ultra competitivos y raciones abundantes. ¿Qué más se puede pedir?
El servicio es amable aunque con poca experiencia y muy informal. El ambiente muy distendido con mesas largas, bancos y mantel de papel. Pero todo esto no le resta valor, sencillamente hay que saber a lo que se viene. Es decir, a comer un pescado buenísimo y disfrutar de ello sin formalismos ni arruinarse. Tanto me gustó que comí aquí dos días consecutivos.
Rodaballo y sardinas espectaculares en su simplicidad. Olé!
Leímos sobre el bonito a la brasa y tuvimos las necesidad imperiosa de probarlo. Desde luego no nos decepcionó. Maravilla para el paladar. Tomamos también un par de sardinas, igualmente ricas y una tortilla de espárragos. (Hasta la cena no tuvimos hambre de nuevo; es decir, comida contundente💪) Accedimos sin reservar, algo que estos tiempos se agradece. Fuimos rápido, bien atendidos y asesorados por el camarero.
En el comedor se colaban los olores de la cocina y creaba un ambiente un poco cargado.
Muy recomendable. Nos encantó y de los mejores sitios donde hemos comido en Santoña. Pedimos unas sardinas a la brasa espectaculares por 13,20 euros una docena. También pedimos rodaja de bonito que es a 26,80 el kilo. Es un pedazo de rodaja enorme y está espectacular y super jugoso. Nos costo 18,76 euros al peso. Todo muy fresco y muy rico y bien de precio. Para repetir. El servicio muy rápido y atento.
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