Los hemos visitado en dos ocasiones: hace un año un día de agosto, a las tres de la tarde, todo cerrado alrededor, Ana nos acogió diciendo "a ver si os puedo preparar algo" y nos apañó una ensalada y comimos unos jarretes deliciosos!
Este año volvimos a pasar y qué alegria ver que hay más vida en el local, ha hecho un fichaje maravilloso, su hijo, y entre los dos hacen un equipo estupendo. Comimos unos pinchos fantásticos. Se nota el cariño tanto en su cocina como en el trato.
Sin duda siempre que pasemos por aquí volveremos y recomendaremos a quien se acerque por la zona que os haga una visita.
Para comer guisos mejor avisar con antelación aunque los pinchos no tienen desperdicio!
Muchas gracias,
David y Blanca
Con las puertas cerradas y toda la amabilidad del mundo un domingo a las 15 a punto de cerrar nos dicen que sin comer no nos dejan!! Que gusto gente así y que rico todo!! Si venís al monasterio desde luego comer aquí es apuesta segura.
Cenamos ensalada de tomate ventresca con virutas de foie y un revuelto de ajetes y gambas espectacular. Muy bien servido y riquísimo. La verdad es que nos sorprendió muchísimo. Enhorabuena.
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