En un mes he estado dos veces en este sitio volando desde Barcelona y por algo será.
La primera impresión que la gente puede tener es que solo es un sitio de postureo y con nombre famoso sin más. Pues aquí la comida es la protagonista. La fama de su chef está más que merecida.
Ya de entrada te reciben con un cóctel cortesía de la casa. La elaboración de los platos, la calidad del producto y el sabor es espectacular. Opciones en vinos las que quieras. Con recomendaciones personales tanto en platos como en bebidas. El trato y atención por parte de todos es de lo mejor qué hay en este sitio.
Quería destacar la calidad de la comida y los sabores, que son espectaculares como en Can Jubany. El menú Dúo tiene una excelente relación calidad-precio. Sin embargo, nos decepcionó bastante la gestión de la reserva (teníamos reserva a las 22:15h y nos sentaron en mesa a las 22:45h, teniendo que esperar de pie en la puerta y viendo como pasaban antes personas sin reserva). También destacaría que la música está demasiado alta para ser un restaurante (parece un bar de copas/discoteca). A pesar de estos inconvenientes, la cena fue fantástica y repetiríamos sin lugar a dudas.
Restaurante de estética fresca, ambiente agradable y un servicio muy atentx. A veces ir a los sitios con expectativas hace que luego cueste que éstas se cumplan. Probamos distintos platos (véase las fotos) y pensaba que cerraría los ojos de placer en cada uno de ellos. Las patatas bravas, y la tortilla abierta a pesar de estar bien no me impresionó en el paladar, a diferencia del carpaccio de gambas este plato sí me dejó babeando. Y el postre espectacular 😋
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