Increíblemente increíble.
Nos encontramos este lugar gracias a los comentarios del Google Maps. Estuvimos dando alguna vuelta que otra por el pueblo pero al final, de casualidad, dimos con este sitio.
Encantador, muy rústico, muy familiar. Lo atiende Miguel y su mujer, dos personas mayores que nos hicieron estar como en casa. Tienen lo que en ese momento han hecho con todo el cariño y buen hacer. Nosotros hemos comido ropa vieja de pulpo (espectacular) y un pedazo de SARGO con apenas unas pocas horas recién pescado del mismo lugar. La bajada al sitio es por una carretera un pco en pendiente y unas pocas curvas de 90º, pero se baja perfectamente.
Prácticamente las mesas están encima de las rocas, donde el mar abierto rompe con bravura. Se podría decir que estaba en tierras gallegas.
SI PODÉIS, no dudéis en ir.
Como he abierto esta valoración. INCREÍBLEMENTE INCREÍBLE.
Gracias Miguel!
Restaurante Guachinche muy pintoresco, de cocina honesta y trato familiar. La carta es muy cortita, pero si te gusta el pescado fresco, es un acierto. No apto para carnívoros. Pulpo, ropa vieja con Pulpo, papas arrugás, lapas…
Para llegar tienes que bajar una carretera Preciosa, pero de vértigo y llena de curvas. Lo mejor es comer mirando al mar.
Sitio peculiar y espectaculares vistas. Caímos por casualidad y fue toda una experiencia. Es un guachinche típico con comida casera, te puedes bañar en el acantilado... es un sitio en el que los niños disfrutan de una experiencia maravillosa.
Vale la pena bajar hasta el mar para ir a comer y ver este sitio tan insolito y escondido del mundo..una maravilla. Hemos degustado un pescado llamado vieja bienisimo que habian pescado el mismo dia con unas lapas muy bien cocinadas .. no hay menu, nosotros comimos paella,pulpo y el pescado con papas y el mojo mas bueno de la isla...es muy familiar y las vistas son espectaculares..solo se puede pagar en efectivo y con las curvas q hay para bajar mejor tener dinero si no hay q subir para retirar en un cajero..hay peor espera q estar al fresquito frente al mar..se puede bañar uno despues de comer por unas escaleras entre las rocas.. hay q ir si o si
Es el sitio más pintoresco donde he podido comer. Los dueños son muy agradables, te hacen sentir como en casa. La comida estaba buenísima, tanto el arroz, como las lapas y el pulpo, todo muy fresco y a un precio insuperable. El vino blanco seco que pedimos, riquísimo también. Y qué decir de las vistas, comes viendo el mar. El quesillo del postre también muy bueno. Sin duda un sitio al que volver.
Piérderse en los lugares encantados de Tenerife, donde el tiempo parece haberse detenido por mucho tiempo. Encontrarse en este pueblito y almorzar en un muy típico guachinche... sentirse como en casa de la abuela... sensaciones, recuerdos y agradecimiento a la vida. Gracias a Miguel y la maravillosa señora que nos preparò un almozar con amor. Todo muy bueno. Si no vas te lo pierdes todo!!!
Un lugar muy muy agradable con unas vistas maravillosas. Los dueños tremendamente amables y acogedores. Comida casera, tradicional y de calidad, sin duda unos de los mejores sitios para comer y visitar de la isla, lo guardamos como sitio favorito. Muy recomendable, ¡volveremos!
Restaurante totalmente escondido que me recomendaron gente de la zona. Por supuesto un total acierto. Comer literalmente a pie del océano.
Maravilloso lugar en un acantilado. No apto para las personas que tengan una movilidad reducida.
Las vistas son Incredibles. El ambiente es muy familiar, rústico, natural, sencillo... Ideal para darte un chapuzón desde el bar. Toda la comida es casera. El pulpo fué delicioso, se deshacía en la boca de tierno que estaba.
En días claros, se verá La Palma. La carretera para bajar mala, muchas curvas y asfalto destrozado. Faltan señalizaciones.
Lugar con encanto de esos que sólo puedes encontrar teniendo un olfato de viaje extremo, el sitio es encantador por el lugar donde se encuentra. La comida es exquisita y está preparada de manera casera por su dueña, hay variedad de pescados capturados en el mismo entrono, el pulpo muy bueno y los arroces están súper sabrosos y potentes, la cerveza la sirven en jarras heladas el pan tiene anis estrellado. La ropa vieja Canaria hay que probarla si o si. Toda una combinación especial para tener una experiencia junto al mar inolvidable. Este sitio es de los que no se olvidan a pesar de su simpleza en la personas y en el lugar. Mi hijo de 4 años necesitaba ir al baño y lo metieron en su propia casa para que usara el baño, porque el del bar estaba en obras. En verano es posible bañarse desde el acceso del bar.
Paula Aparicio Berdejo
+5
Excelente guachinche: trato del personal inmejorable, vistas impresionantes a la playa y comida exquisita. La bajada hasta el pueblo es un poco enrevesada pero se puede bajar sin demasiada dificultad (en nuestro caso con un Fiat 500) y el pueblo es muy curioso con pequeñas callejuelas. El pescado es fresco y esta muy rico. A tener en cuenta que solo admite pago en efectivo. En resumen, cocina de calidad con una atmósfera auténtica alejada de la masificación turística de otros sitios de la isla. Muy recomendado.
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