Opiniones Bárbaro Meat Bar

Probamos este restaurante en Santa Cruz y nos gustó muchísimo!!🤩 Empezamos con unas croquetas de rabo de toro que estaban muy buenas pero la salsa de soja no me pegaba mucho, las croquetas de bacalao y gambas muy ricas😋, el ceviche muy cremoso y diferente pero me encantó 🤩, las alcachofas con salsa holandesa una deliciaaaa, y la carne black angus buenísimaa, las papas y la yuca q acompañan buenísimas también 🙃!! De postre probamos la tarta de queso y el chocoblanco😋😋me fascinó el chocoblanco con maracuyá 🫠🤩😍volveremos a probar más cosas de la carta!!!🤗 el sitio muy bonito, y la atención por parte de los camareros muy buena. Precio pagamos 45€ persona

Muy bueno, hay variedad en carnes de calidad, aunque por ahora solamente he probado las hamburguesas. Muy buen trato y sitio agradable, y para rematar un postre de 10. No es barato, pero sí que vale lo que cuesta. Repetiré.

Venir al Bárbaro es dejarte sorprender no solo por su carta del día, sino por la imaginación y la explosión de sabores de casa plato. Aquí la premisa es fusionar lo tradicional con lo nuevo, dejarse sorprender más bien… Tiene una carta excelente de carnes, pero cualquiera de sus platos están a la misma altura. Pd: los postres sin están tremendamente bárbaros

En Bárbaro sabes que te van a cuidar. Con una carta que varía a lo largo de la temporada, y con el objetivo de presentar en el plato aquellos alimentos que se encuentran en su cénit, este local invita al comensal a disfrutar de sabores arriesgados, juego de texturas y aromas sugerentes que, junto con unas presentaciones sofisticadas confluyen en una sabrosa atracción para cualquier paladar que se precie. El ceviche de pescado blanco, leche de tigre de coco y jengibre, batata y cancha peruana fue el plato inaugural de esta valiosa comida, donde debo decir que, a pesar de tratarse de una ración un tanto escasa, presentaba unos sabores suaves y delicados. Daban ganas de sopetear esa maravillosa leche de tigre con un buen trozo de pan. No obstante, el siguiente plato fue quizá el más revelador y que, junto con el postre, terminó siendo la estrella de la tarde: puerro a la brasa con salsa de foie y vieiras. Bien es sabido que hay pocos alimentos tan básicos como la papa o el puerro; sin embargo, el toque de brasa permitió, entre otros aspectos, suavizar el sabor de este y así ligar mejor con las vieiras y la salsa de foie, condimento que me dejó maravillado, pues jamás había contemplado dicha posibilidad en un plato de este tipo. Del New York Steak y su opción de guarnición de ensalada con sal ahumada son fabulosos. Se podría uno perder en loas de ellos, pero quisiera aprovechar para comentar un aspecto del servicio que me pareció valioso para los futuros comensales, y es el siguiente: al tener compañeros de mesa con distintas opiniones sobre el punto de la carne, cabe la opción de pedirla a un punto mínimo (medio hecho, por ejemplo) y darle después en la mesa el toque deseado con la piedra caliente a estos excelentes cortes. Evita muchos quebraderos de cabeza y permite pasar a los clientes un rato divertido. En último lugar, el postre vino a reafirmar lo que ya venían anunciando los tres platos anteriores: estamos ante un local cuya técnica y cuidado hace de productos humildes y sencillos unos platos sofisticados y elegantes, donde incluso a personas con alguna intolerancia o alergia se les hace sentir especial y valorada con un postre de categoría. Es el caso del postre de frutas de temporada que, a primera vista emula a una macedonia, pero que en esta ocasión incorpora un granizado que oculta a nuestras protagonistas y que posteriormente es sensualmente impregnado por un zumo de pistacho vertido por el personal de sala. Simplemente es un espectáculo vibrante, con un contraste de matices en su carta y con un nivel exquisito. Un sólido éxito que ojalá tenga ocasión de repetir próximamente y felicito nuevamente al equipo del Bárbaro por valorarnos y hacernos sentir especiales a través de vuestro trato familiar y cercano, vuestra carta llena de sofisticación, aunque con los pies en la tierra, y vuestra predisposición a seguir sorprendiéndonos e innovando. Gracias.

Sitio elegante y tranquilo en el centro de Santa Cruz. El ambiente es muy agradable e invita a sentarse a comer y disfrutar sin prisas. Tiene una propuesta de carta atractiva y diferente al típico restaurante. La mezcla de sabores es muy acertada y, si va a elegir platos para compartir, para 2 personas vas a ir bien. Recomiendo la tortilla de espuma de yema de huevo, el ceviche, las arepitas de tartar de atún y cualquier carne que elijas será excelente. Como puntos a mejorar, la música, aunque agradable, estaba un poco alta y no permitía hablar en un tono adecuado ni escuchar al resto de comensales de la mesa (4) y el camarero algo serio y seco, pero muy educado, que no supo vendernos algo recomendado a pesarvde darle la oportunidad para ello. Aun así, repetiré y lo recomiendo totalmente.

Siempre vuelvo. Local amplio, moderno con buena música y personal muy atento. Posibilidad de comer dentro o fuera, la materia prima es de calidad, carnes excelentes y la relación calidad precio está genial.

Me encantó este lugar. Decoración industrial, comida creativa con detalles latino americanos (como las arepitas y la yuca) y deliciosos postres. La única observación que haría es que me parecen pequeñas las raciones para el precio. Por lo demás impecable.

Sitio recomendado por unos amigos por conocer al hermano del dueño. El ambiente es maravilloso. Algo elevado el precio de la bodega en comparación con otros lugares del mismo nivel. No hubo aperitivo y desde que nos sirvieron el vino hasta el primer entrante paso bastante tiempo. Sería el único pero que le encuentro al restaurante y lo salva y queda en algo anecdótico cuando comienza a llegar la comanda. Pedimos las croquetas de pollo al ají amarillo y las de bacalao y gambas. Las primeras muy sorprendentes y llenas de sabor. Arepitas con tataki de atún. El tataki de sabor y textura espectacular y el toque crujiente de la arepa combinaba a la perfección. Tuétano con steak tartar de vaca madurada. El mejor steak tartar que he probado jamás. INCREIBLE. Fresco, sabroso, cremoso, untuoso pero nada pesado. Con el toque justo de mostaza y picante. De 10, de verdad. Y para terminar la entraña con mojo nikkei. Un punto excelente de la carne y llena de sabor. Cómo postre pedimos la tarta de queso y como el resto no defraudó. 100% recomendable para todos aquellos que nos gusta comer y disfrutar de la comida.