A este restaurante es cierto que le falta un lavado de cara, esta antiguo y bastante decadente, pero personalmente he comido MAS QUE DE LUJO, una comida casera, unas lentejas como las de mi misma abuela, y un bacalao de no te menees. Las cosas como són. El postre, (tarta de fresas y nata) no estava en su mejor momento, y tenía gusto a nevera, pero vaya... Les aseguro que se come de lujo, sabroso, y por 11 pavillos de nada. No le hace justicia su aspecto descuidado la verdad. La señora que nos ha servido, ha sido más que amable, atenta y simpática con nosotros y con el resto de comensales también, que lo he visto yo jijiji.
Recomiendo.
Buen producto. Excelente carta de postres casero. Trato muy amable y cercano el que dispensa la dueña.
Lugar que te transporta un comedor muy acogedor, la atención muy buena
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