Lugar acogedor, aunque yo personalmente tenía un poco de calor en el comedor. Hay menú por 18 euros los fines de semana, incluye bebida. Comida de calidad. Cantidad algo escasa, pero está muy buena.
Isabel Lozano Morcillo
+5
Disfrutamos de una comida de amigos allí durante el fin de semana. La comida y el servicio de 10. Los camareros, profesionales muy amables y los platos, estupendos. Todo por solo 18 euros por persona. Recomiendo reservar porque el local es pequeño.
Disponen de un menú del día perfecto para turistas, así como variedad en raciones, tostas, tapas y meriendas. El servicio es rápido y se agradece que cambien los cubiertos para los segundos platos. El pan es candeal y la cerveza que entra en el menú es doble. En el interior disponen de climatización pero en la terraza no se está mal; al estar elevada sobre el nivel de la calle, puedes mantener la privacidad mientras almuerzas o tomas el aperitivo
Comimos menú de domingo por 18 euros (postre y bebida incluidos) y no se puede pedir mucho más. Servicio rápido y agradable. Comida casera con mucho sabor y buenas cantidades.
Muy recomendable. Fuimos a comer un martes, disponen de menú de 15€ y de 18€. Comparten los mismos platos, pero el de 18€ añade tres segundos más. Comida casera, de calidad y variada. El estofado de garbanzos y boletus muy muy bueno, también el ragout de ternera. Los postres son caseros y elaborados. Disponen de una carta, no muy amplia. La taberna es muy chiquitita por lo que recomiendo reservar. Disponen de alguna mesa en la calle. El servicio muy amable, rápido y atento.
Reservamos con antelación para comer después de visitar el Monasterio porque está muy cerca del mismo y tenia reseñas en general buenas. El resumen es bastante positivo. Es un restaurante honesto, sin pretensiones, con un interior un tanto pequeño y una terraza tampoco muy grande pero bastante sombreada (nosotros preferimos dentro por precaución ante el calor previsible en agosto). El menú de festivos es correcto en calidad y elaboración más aún considerando el precio, aunque las cantidades pueden resultar ajustadas si eres de comer (y el entrecot estaba un tanto nervioso). Recomendable los judiones de la granja (un cuenco algo mayor no estaría de más), el rabo de toro con boletus y la panacota con caramelo, Buen servicio. Una opción a tener en cuenta sin duda.
Vaya elección buena hicimos al entrar a comer a la Taberna del Viajero. Era sábado, veníamos de visitar el monasterio y preguntamos por una mesa para dos, nos sentaron muy amable y rápidamente, ofreciéndonos la carta del menú. Varios primeros a elegir, varios segundos, bebida, pan y postre/café por 18€.
Yo me quedé con la vieira con merluza y gambas de primero; de segundo opté por el entrecot y no puedo ponerle un pero a ninguno de los platos, todo delicioso. De hecho, no fui capaz de dejar hueco para el postre, estaba llena, las raciones son generosas.
Para beber vino de la casa servido en ampolla y la atención amabilísima y rápida. Mientras esperábamos al primer plato una tapa nos ayudó a ir abriendo el apetito. El equipo estaba súper pendiente de nosotros y cuando terminábamos un plato traían el siguiente calentito y listo para comer.
Recomendable, sin ninguna duda, pasar a comer por aquí cuando se visita El Escorial.
Espectacular menú del día.
Los entrantes: ensalada de tomate, con pimientos asados y ventresca, riquísima y cuidada al detalle, con trocitos de ajo lo pimientos asados, muy rica. Otro entrante, queso frito con mermelada de arándanos, también muy rico. De principal, el rabo de toro fue todo un espectáculo. La ración para mi un pelín grande, pero divino. El entrecot en su punto, jugosito muy rico. Sin duda, volveré y lo recomiendo.
Muy buena experiencia
Personal muy agradable, atento y cercano. Pedimos un menú por 18€ (incluye platos como rabo de toro o entrecot, bebida y postre) y yo pedí huevos rotos 9'75€, todo riquísimo y rápido.
Está al lado del monasterio. Es pequeñito pero muy agradable, no pudimos sentarnos fuera porque llovía. Fuimos un sábado sin reserva y nos llamaron en cuanto hubo una mesa libre. Luego nos dejamos el paraguas y se molestaron en llamarnos.
El camarero tuvo muy buen trato con nosotros, siempre pendiente de que no nos faltara nada.
La comida riquísima, con buena relación calidad precio.
Sin duda un sitio para repetir
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