El mesón ya no es tal porque recientemente han dejado de ofrecer el servicio de comidas tras 43 años haciéndolo. No obstante es un bar en el que puedes disfrutar de tu bebida acompañada de una rica tapita de cortesía, en una terraza con un entorno maravilloso. Fue nuestro refugio de cada tarde-noche después de las visitas turísticas de la mañana, ya que estábamos alojados en el hotel Valle del Silencio, haciendo así que la experiencia fuera completa.
Lugar agradable para comer en familia. La comida es casera y gustosa. Las raciones no son abundantes pero al final tomando unos entrantes, un plato principal y un postre, te quedas muy satisfecho.
Vicente Alegría Hernández
+5
Muy buen trato ya que fueron flexibles a la hora de la cita al venir de practicar ciclismo.
Una vez allí la terraza trasera espectacular y muy fresca para el verano.
La comida a la vista está, la carne espectacular por apartado especial el entrecot al punto.
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