No sabíamos dónde cenar y solamente por la decoración decidimos echar un ojo. Las luces, el decorado y su amplitud nos dejaron alucinadas. Tienen una amplia carta en la que todo parece apetecible y a la vez no, depende de si te gusta la comida tailandesa. Decidimos “arriesgar” con un plato y con otro no. Resultó que nos gustó mucho más el “arriesgado” aunque el que no, tampoco se quedó atrás. Los platos son bastante grandes así que la relación calidad/precio nos pareció justa. No podíamos irnos sin probar los postres. Pedimos opinión a la camarera y nos preparó los postres que más pedían y obviamente, quedamos encantadas. La experiencia fue bastante satisfactoria y agradable, pues no había mucha gente y la comida salía prácticamente al momento. Quizás no es un sitio para ir cada fin de semana pero de vez en cuando el capricho te lo puedes dar. Merece la pena.
Puedo decir que es excepcional, que si estáis por la zona no os lo podéis perder. Nosotros lo encontramos por casualidad y decidimos ir a tomar algo por la noche mi pareja y yo. Nos sorprendió muy gratamente, el local es súper bonito, muy agradable, romántico y tranquilo. El personal de 💯. El precio está muy bien, no son nada caros. No os lo podéis perder.
Sitio muy curioso con una decoración muy lograda. Imprescindible ir por la noche para disfrutarlo en todo su esplendor esos colores. La comida es sencillamente espectacular, muy recomendado el Pad-Thai y el Curry de Cerdo, acompañado de arroz y algún entrante. Los rollitos están buenos pero nada del otro mundo.
Las bebidas un tanto caras, mucho más que el precio medio de la zona.
Una parte que nos encantó, es que te ofrecen un 2x1 en cócteles en la barra, una vez termines la cena, y están muy buenos.
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