El lugar es bonito, dentro del pueblo en una calle peatonal. Servicio correcto, excepto algún plato que por su elaboración es normal tardar un poquito más, pero dentro de la normalidad. El precio de la botella de vino un poco elevado, conociendo el precio que tienen de coste algunas marcas. Eso si, tienen variedad de vinos y DO diversas.
En cuanto a la comida, nuestros platos Cebiche de lubina, estaba muy bueno y los trozos de uva le dan un toque diferente. Las croquetas son caseras, de pollo cuyos trozos se notan al comer y espinacas. Lo mejor el plato de carne de picaña: de calidad, tierna, marcada para mantener su jugo, y a parte te traen la piedra (cuya foto no realizamos) para poder acabarla al punto del consumidor y mantener su temperatura. Y añadiendo el toque de sal maldon al gusto y aceite, estaba realmente exquisita.
Lo único que no puedo decir estaba de diez es el postre. Presentación preciosa, eso sí, el mousse decorativo de chocolate en su punto, helado correcto, pero las trufas a nuestro conocimiento poco acertadas. La trufa debe predominar el sabor del chocolate; aquí fué ese punto donde lamentablemente quedó anulado por el jengibre, cuyo sabor fuerte se debe poner muy poca cantidad, pero no anular el sabor principal. Precio total medio alto.
Coincidimos con otra reseña en la que dice que te entran dudas al no ver a nadie en este sitio. Pero qué acierto haber entrado. Os encontraréis con Catalina y Marcelo, son encantadores. Te atienden con una cercanía muy poco común. El ambiente es muy tranquilo, idóneo para una comida o cena. La decoración es sencilla y preciosa. Muchas cosas están hechas a mano por Catalina.
La carta es sencilla y en ella te aconsejan qué quedaría bien de beber según lo que quieras comer. Nosotros pedimos pan con ali oli, zamburiñas, tartar de salmón (la presentación es muy buena ya que puedes remover todo sin que se salga) y tumbet. Este último es típico de por aquí y es una muy buena opción de verduritas. Por último, el postre. Se les nota que les encanta y nos lo aconsejaron con gran entusiasmo. El lemon pie. Muy fresquito y con un sabor y olor a limón espectacular. Nos llevamos este restaurante como favorito.
Mi experiencia en este restaurante fue genial. Superó las expectativas. Destacar la amabilidad y trato de su personal, tanto de la camarera como del cocinero. La comida espectacular, lo que más nos gustó fue las croquetas y el rollito de calabacín. Local muy bonito realizado por ellos mismos, muy especial. Totalmente recomendable.
Lugar mágico y excelente en el centro Pollença. Servicio exquisito, cercano y muy atento durante toda la comida. El restaurante es acogedor y la comida muy recomendable. Especial mención al ceviche de lubina y a la frescura de todos los elementos. Una parada obligatoria si visitáis el pueblo.
Sitio en Pollença muy rico y recomendable. Los camareros muy agradables, reservamos por teléfono. La comida riquísima, tomamos su pan con alioli casero recomendable, parmiganna de tumbet que estaba riquísima y picaña que se hace a la piedra y se deshacía. Volveríamos sin duda.
Maravillosa experiencia gastronómica, en un local en un pueblo con encanto y un equipo de trabajo en el que se nota que lo que cocinan lo hacen con amor a la profesión. Pedimos croquetas, estaban muy buenas, Zamburiñas y un ceviche delicioso, al igual que el Tartar. Todo de 10.
Cuando se unen una cocina excelente y las ganas de dar un servicio perfecto nada puede salir mal. Mil gracias a las chicas de la fonda por el trato y la recomendación del vino para acompañar la cena. 100% recomendable!!!!!
Josué Javier Campos Fernández
+5
Hay tan solo varias cosas que desde mi punto de vista, debe cumplir todo restaurante:
- Personal servicial hacia el cliente
- Cordialidad
- Sin ostentación
- Comida con un mínimo de calidad
- Precio del agua razonable
La fonda de l'aigua cumple perfectamente. La comida estaba muy muy exquisita y los empleados y propietarios estaban super atentos. Ah! Cabe destacar que cuidan cada detalle, de verdad. Las luces, la música, la decoración, las sillas, los tapices, las telas, los cubiertos, elementos para niños o bebes, cambiador en baño,
Enhorabuena, chicas!
La verdad es que cuando fuimos estaba vacio, éramos los únicos clientes y nos causó dudas. Por suerte, comimos allí.
Encontramos comida con mucho amor y cariño. Cuidan todos los detalles, la decoración, el excelente trato y servicio de todo el personal, desde la camarera hasta el cocinero y, sobretodo, una comida exquisita. Muy recomendable. Volveremos a comer el lemon pie (ya no teníamos espacio).
Me sente para tomar algo, y termine comiendo,Salí mas que encantado.El ceviche increible, el mejor de mi vida,y eso que suelo pedirlo mucho .La atencion por parte de Nerea fue inmejorable,me senti como entre amigos.El local muy bonito, y los platos tal y como me explico el cocinero son preparados al momento con producto mas fresco imposible.
100% recomendable.El dia siguiente volví a por otro ceviche.
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