Sitio paradisiaco. Muy escondida la entrada al restaurante pues no hay indicaciones para llegar. Se trata de un restaurante de 10 mesas, donde se recomienda reservar con 2 semanas de antelación. No disponen de carta, hay una pizarra en la pared con las 3 opciones de entrante, 3 segundos y 3 postres que llevan sirviendo hace 23 años. Es un lugar tranquilo entre arrozales, envuelto de cañas de bambú. Ideal la hora del atardecer. Me gustó mucho que los platos eran 0 procesados, con producto local y de calidad. Tomate espectacular, queso fresco y el manchego del carpaccio también. El atún nos encantó y el tomate frito que lo acompaña estaba riquisimo. Muy recomendable. Nos encantó.
El pan estaba brutal y no te lo cobran. Lo único que no nos gustó es la copa de vino que nos sirvió, parecía sidra. Lo dejamos porque no ers de nuestro gusto, y costaban 5 euros la copa.
Tranquilo local con carta reducida y de calidad, para ir sin prisas y disfrutar de una buena cena. En verano llevar antimosquitos porque está al lado de unos arrozales y te comen vivo!!
Mi restaurante favorito ofrece una increíble atmósfera que te envuelve desde el momento en que entras hasta el momento en que te marchas. No solo te abraza y acoge ambientalmente, sino que también deleita tu paladar. La selección limitada de platos es una ventaja, especialmente para personas indecisas como yo, ya que facilita la elección. Además, cada uno de los pocos platos disponibles es simplemente increíble. La combinación de la naturaleza, la iluminación, el personal y la comida es excelente en su totalidad.
Calidad excepcional en la comida aunque poco variada. Absolutamente inaceptable la calidad de los vinos naturales, te pueden arruinar la cena en uno de los restaurantes más curiosos del Baix Empordà.
Experiencia increible! Sin duda repetiremos! Comedor Verdor, un auténtico descubrimiento. Tienen el mejor tomate que he probado nunca!
Han encontrado la fórmula. Buen producto, sitio muy bonito (llévate antimosquitos), buena atención. Seis platos únicamente en carta, pero vas a querer comerte los seis. Tema bebidas bastante escueto, agua o cerveza o vino, no hay refrescos, ni tampoco café. Solo se puede pagar en metálico. Aún con todos esos peros volvería para probar los platos que no pude.
Mi comida favorita es el tomate y puedo decir que allí comí el mejor tomate de mi vida. Al igual que los demás platos que eran fascinantes.
Platos sencillos pero no simples.
Productos de máxima calidad.
Una auténtica delicia.
Todo exquisito.
El enlcave también es sorprendente.
Repetiré.
A pesar de que el menú es limitado, merece la pena ir. La comida fue genial y se nota el detalle. Además, hay un servicio excelente: rápido y amable. Un ambiente tranquilo y recomendable.
Lugar con encanto. Materia prima excelente. Sólo 3 primeros, 3 segundos y 3 postres. Vinos en consonancia. No olvidarse del pan, buenísimo también y te ayudará a limpiar los platos:)
Rubén de Diego Martinez
+5
El lugar escondido del Bajo Ampurdán.
Llegar es difícil, pero merece la pena.
Te aconsejo que sigas las indicaciones de Google Maps y aún así te resultará difícil localizarlo.
Hazme caso, sigue las indicaciones del Molino de Pals y en la curva a la izquierda, sigue de frente. A unos 100 metros busca a tu izquierda un bosquecillo de bambú; ese es el sitio que buscas: el Comedor el Verdor.
Se entra a la terraza a través de un pintoresco túnel que discurre atravesando el bosquecillo de bambú. Por la noche, la entrada, iluminada únicamente por unos faroles con velas es espectacular.
Nosotros reservamos y supongo que es lo aconsejable pues, pese a no tener señalización alguna y publicitarse usando el boca a boca, estaba lleno a rebosar. Cierto es que no hay muchas mesas.
La carta es breve, pero harto estoy de cartas inmensas que exigen de conservantes colorantes y salsas confeccionadas hace una semana o más. Mi aparato digestivo no tolera ya esos restaurantes y si en mis reseñas ves que escribo que vuelvo, esa es la mejor guía de salud.
Habríamos podido probar todos los platos y nos quedamos con ganas de saber lo que eran el carpaccio manchego y la hamburguesa pero estábamos cenando.
Empezamos con una pasta deliciosamente aderezada con albahaca, seguimos con un atún del que pedimos una segunda ración, por cierto en su punto y con un acompañamiento de tomate pochado que hacía una combinación exquisita. La ensalada de tomate la dejamos para el final y en todos los platos terminamos haciendo barcos con la torta de pan. Nos chupamos los dedos, por supuesto.
Con era la cena nos limitamos a un postre: pastel de chocolate. Mi mujer y mi hija a penas si me dejaron un par de bocados, ¡No estaba rico mi nada!
Un único pero, los vinos se reducían a un tinto y a un blanco. El tinto no estaba a la altura de los auténticos manjares que nos sirvieron.
Volveremos
Carta un poco corta pero de excelente calidad. Todos los platos estaba buenísimos. Trato muy amable. Lugar muy acogedor, distinto, sorprendente. De visita obligada cada año en las vacaciones del Empordà
Retaurante para asegurar. Tocan poco producto pero el que tocan lo dominan. De primero el tomate con burrata es espectacular. De segundo a escoger entre hamburguesa y atún. De postre de vicio el iogurt con anis. En definitiva muy recomendable.
Comedor Verdor es un oasis en medio del Empordá.
Un lugar de ensueño situado a las orillas de un afluente del rio Ter, justo antes de llegar al Molí de Arros de Pals, una masía medieval del siglo XIII.
Un pequeño sendero de cañas de bambú conduce a una acogedora terraza de pocas mesas perfectamente iluminadas.
La carta siempre ha sido y será la misma. Tres primeros, tres segundos tres postres. Y es esa sencillez lo que lo hace único.
Cocina de autor, de mercado, del huerto de al lado.
Máxima honestidad, respeto a los ingredientes de temporada y al oficio.
Carne, Pescado, Pasta, Ensaladas, Verduras, Hierbas y muchos detalles de sabor y de sabiduría culinaria.
En las noches de verano el mundo gira alrededor de Comedor Verdor.
Rosa Olivella Palatchi
+5
Todo buenísimo, calidad de la materia prima insuperable. Vale la pena llegar pronto tipo a las 20:30 y ver allí la puesta de sol.
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