Restaurante de pescado fresco ubicado en el mismo centro de Palamós.
El establecimiento es muy acogedor, agradable y cómodo.
El servicio es excepcional, y el personal es amable y atento.
La carta, especializada en pescado fresco, varía en función de lo que compran a los pescadores en la lonja de Palamós a diario. Lo que garantiza que siempre el género que trabajan en súper fresco.
Nosotros comimos un rom, que estaba tremendo.
Los postres, también, una delicia.
Los precios son algo elevados, pero tanto la comida, como el servicio bien lo justifican.
Para pegarte un capricho en tu visita a Palamós, no puede faltar comer o cenar algún día en este restaurante, ya que es un acierto asegurado.
Ya habíamos estado y acudimos por la calidad de la materia prima, así como el punto de cocción que con los años que llevan lo tienen muy por la mano.
Sabíamos que no hay carta física y se cantan los platos que tienen, los postres de pastelería se ofrecen en una variada muestra a escoger. Bien lo asumimos. Lo que no tiene mucha lógica es que te canten también los vinos. Gambas, navajas, corball, vino Sense Pressa blanco, dos postres y café, 174 eur. Nos pareció bastante razonable. Sólo los postres a 8 euros son un poco caro, pero estaremos mirando cuatro o seis euros en el total de la nota.
Es un restaurante de toda la vida en Palamòs, la calidad es excepcional. Pedimos varios platos y no había ninguno que tuviera una pega. Los precios no los tienen en una carta, o al menos yo no los vi, pero obvio que puedes preguntar el precio de cada plato. Los postres, si que me parecieron un timo honestamente. Son de la pastelería Collboni que está en la calle de abajo, en la pastelería cuestan unos 3.50€ y en el restaurante los venden a 8€. Exactamente los mismos pasteles. Por el resto todo bien. La atención es muy buena y te explican todo con mucho detalle.
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