Es una auténtica maravilla. Un trato genial, la comida muy buena, con un hilo musical elegante, y que se disfruta más aún sin prisas. Ojo que las raciones son más abundantes de lo que parecen. Un sitio donde nunca fallan. Si no te lo quieres pensar dos veces, este es tu sitio.
PD: no os vayáis sin probar el Pastel de Puerros.
Alba Rodriguez Fernandez
+5
Excelente restaurante familiar. Para llegar al comedor pasas por la cocina, donde ya puedes ver que todos los platos son caseros y hechos con cariño.
Pedimos cebollas rellenas de atún, que estaban buenísimas y unos escalopines de muy buena calidad, por último una tarta de queso casera.
Si eres amante de la comida tradicional y casera no dudes en visitar el Bar Camacho
Un descubrimiento, original y diferente, para pasar al comedor de dentro tienes que cruzar por la cocina ,el servicio superior, comimos un pote y un cabritu guisado de 10 con un pastel de puerros riquísimo, precios normales, reservar co tiempo por que esta lleno, volvemos
Muy buena experiencia
Un bar que apriori parece pequeño con una decoración exquisita
Pasas por la cocina para ir al comedor cocina impoluta
Al llegar al comedor destaca la decoración tan bonita
Platos caseros al máximo que te recuerdan a los domingos en casa de tu abuela
Comimos callos y cebollas rellenas
No puedo decir nada más que excelente riquísimo
Los postres caseros bestiales sobre todo la tarta de nuez
Variedad de panes y gran carta de vinos
Un precio razonable para la calidad
Recomendado cien por cien
Comimos tomates secos, callos, carrilleras con salsa de boletus, tarta de frixuelos y tarta de queso, todo excelente, hasta el café. El trato, familiar. El ambiente, acogedor y agradable. Todo de 10/10.
Fartura con platos muy ricos y abundantes , muy buen tratu y cocina de siempre . Precio bien .
Una casa repleta de encanto, pasar por la cocina para llegar a tu mesa, ya te dice lo que vas a comer y lo que vas a disfrutar. Pequeño coqueto comedor, un trato muy amable y una carta para pedirlo todo. Cocina tradicional asturiana, lo de siempre, donde se guisa,de lo rico. Callos, cebollas rellenas, pastel de puerros, bonito en rollo (en temporada), y mucho más. Postres caseros y buenos vinos... Genial 🔝
Una atención de 10, una comida de 10 y lo más intersante es su “cocina” pero eso deberás descubrirlo.
No dejes sin probar sus callos y su cebollas rellena
Un lujo, comida exquisita, un trato excelente y un sitio muy acogedor. Muy recomendable
Reservamos mesa a a través del teléfono de la web, algo necesario porque a pesar de ser lunes la sala estaba entera completa.
Llegamos un poco antes de tiempo y nada más aparcar el coche delante, salieron a recibirnos con una sonrisa invitandonos a entrar, como en casa.
Una vez dentro tienen una sala pequeña con barra y una puerta de acceso a la cocina, por donde la seguimos, atravesando la propia cocina, y alli pasando entre potas con fabes y cazuelas con merluza ya te das cuenta de donde estas, un sitio diferente, casero y sin nada que ocultar.
La sala posterior es muy bonita, con elementos decorativos diferentes.
Para comer pedimos de entrante el pastel de puerros, buenísimo.
De segundos, mis acompañantes pidieron los callos, que es la especialidad de la casa y estan muy buenos; Las mollejas, nunca las habia probado y me parecieron bastante ricas pero en mi caso no podria con ellas, porque es un plato bastante fuerte; Cebollas rellenas de picadillo (tambien las tienen de bonito); Para mi, rabo de toro, que me parecio muy muy bueno, es uno de mis platos favoritos y no lo suelo encontrar tan fácilmente.
El servicio es encantador, con un trato muy amable.
Sin duda, volveremos a probar el menu del día.
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