Nos ha encantado la comida, con muchas opciones aptas para celíacos, sin gluten y sin contaminación cruzada. Tienen pan y cerveza sin gluten (me los ofrecieron pero no los probé), croquetas, queso frito, fritura de verduras, patatas fritas, y de postre (hoy) tarta de queso y tarta de chocolate casera. El entorno es precioso, unas vistas espectaculares de Ojén, y piscina para el verano (la abren ya mismo, el 9 de junio). El servicio muy amable, explicando muy bien todas las opciones aptas (algunos platos marcados como con gluten en carta son adaptables), y amabilísimos con nuestra perrita Duna (admiten mascotas en la terraza). Además, es una combinación perfecta para hacer alguna ruta de senderismo en El Juanar, La Concha, etcétera, y darse un homenaje a la vuelta, que es lo que hicimos  Pedimos: * croquetas de setas (riquísimas, con el rebozado crujiente, y mucho sabor a setas; tenían también de cocido y de jamón). * ensalada mixta * chuletitas de cordero * solomillo ibérico al romero (plato estrella de la casa, y estaba buenísimo; por cierto, las patatas fritas son aptas, las fríen siempre en un perol aparte). * tarta de chocolate casera (la mejor que he probado, riquísima, con harina de almendras, nueces, cobertura de chocolate… la suelen servir con helado, pero me informaron que no me lo podían poner porque podía contener trazas de gluten, lo que da tranquilidad de que conocen el tema). Un sitio en el que repetir seguro, sobre todo en las tardes de verano, para huir del calor.

Fantástico sitio con excelentes vistas y una carta muy interesante con gastronomía de la zona. El servicio muy atento, rápido y eficaz. No teníamos reserva pero nos hicieron un hueco. El establecimiento está junto a instalaciones deportivas (piscina y campo de fútbol). Destaco el ajoblanco, pollo a la crema y los postres. Había un baño con un grifo obstruido, pero entiendo que será algo puntual. Volveré seguro.