Desde el momento en que pones un pie en este microlagar-sidrería, te das cuenta de que estás en un espacio único y que desborda encanto por el ambiente íntimo y acogedor que su reducido tamaño proporciona.
En este pequeño restaurante-tienda la calidad de los productos que manejan es palpable en cada bocado. Mi cena comenzó con una ensalada de tomate con ventresca de bonito, con un fino aliño de mostaza, adornada con almendras, pasas y olivas negras. La combinación de sabores, potenciada por las dos variedades de tomate, el negro de Crimea y el Green Zebra, se convirtió en un verdadero lujo en el plato.
Continué la experiencia con una tabla de quesos. Un detalle que me cautivó fue la etiqueta de cada uno de ellos, permitiéndome identificar joyas como el Rey Silo, La Peral (ambos asturianos) y Comté (francés). El acompañamiento de dulce de manzana, almendras y pasas complementó a la perfección la experiencia.
Mi elección de bebida fue un refrescante zumo de manzana de producción propia, y cerré esta deliciosa cena con un postre tradicional: arroz con leche artesano.
En resumen, si buscas calidad y una experiencia culinaria inolvidable, este microlagar es el lugar perfecto. Todo lo que probé fue, sencillamente, delicioso.
Visita obligada en Nueva, la ensalada de tomate y ventresca de bonito, imprescindible probarla, los tomates son de otro mundo, y el aliñado no se queda atrás, no es un sitio barato precisamente, pero lo hacen todo con mucho mimo y una calidad suprema, por lo que merece muchísimo la pena hacerles una visita, gracias por tratarnos tan bien, volveremos sin duda.
Luis Carlos Gonzalez Perez
+5
Pequeño pero grandísimo local de excelente producto tratado con un mimo y delicadeza extraordinarios. Imprescindible probar el tomate de producción propia. Local muy acogedor. Pone el listón muy alto.
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