Sin duda, una experiencia de 10, por lo auténtico del lugar, la atención del personal de Sala, los productos y todo a una relación calidad, precio imbatible.
Desde los mariscos, pasando por las frituras y los arroces, que al menos cuando fuimos en domingo venden por raciones.
Excelente, el arroz con bogavante, imperdible el atún en manteca. Las ostras igualmente súper frescas, muy bien limpias y plenas de sabor.
Las frituras se presentan con buena textura partiendo de un pescado fresco y nada de aceite.
El servicio y la carta de vinos también sorprende por que tienen algunas referencias con bastante solera y otras novedades, pero todas a un precio que roza prácticamente el precio venta público de una gran superficie. Por poner un ejemplo el cava reserva de la familia de Juve y Camps tiene un precio en carta de 19 € esto en Málaga es muy difícil de ver porque posiblemente en cualquier otro lugar sobrepase los 30 y así con el resto de vinos.
Muy a tener en cuenta los vinos que tienen en sus propios Barriles como un dulce espectacular y una manzanilla.
Un lugar muy auténtico y muy malagueño, una hazaña de su propietario Juan al que pudimos conocer en nuestra visita. El local dispone de una serie de mesas altas en la terraza y el interior con mesas y sillas. Presidida por una espectacular vitrina donde muestran los precios de los pescados y mariscos como si fuera un mercado y hay que aproximarse a dicha vitrina sacar un número y solicitar lo que vamos a comer. A partir de ahí el servicio de la bebida y una vez hemos pedido los platos es todo en mesa. si tenéis dudas lo mejor es dejarse aconsejar por David, quien preside la vitrina de pescados y mariscos y por los años que llevan en el establecimiento tiene pleno conocimiento de lo que más nos puede sorprender cada día. Y si culminamos con un buen café Santa Cristina y un GT, mejor que mejor. Repetiremos sin duda.
Marisquería de barrio que me recordó a mis tiempos de niña. Camareros muy amables y decoración simpática, con “muleta” buscando a su dueño. Me pareció súper simpático. La manera de pedir es diferente, con número y en una barra donde ves justo lo que quieres. A mí me gustó así. Observe que el caldo de pintarroja malagueño es muy típico allí, otro día lo pediré. 😊😊😊
La comida está muy buena en general, los Boquerones Vitorinos estaban riquísimos y la Jibia también, las almejas salteadas me defraudaron, estaban sosas y muy pequeñas.
No me gusta el sistema de pedir con numero, tardan mucho en tomar nota y mucho más en servirte la comida.
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