Situado en la zona de Teatinos, este luminoso restaurante cuenta con un salón interior y una amplísima terraza. Su carta nos ofrece ensaladas, pescados a la plancha y fritos, mariscos y arroces por encargo. Que a nadie se le ocurra venir buscando carne. Los precios son bastante razonables y la calidad de lo que comimos muy buena. Acudimos un domingo para almorzar, muy temprano; de hecho fuimos los primeros en llegar, así que la atención fue muy buena y rápida. En cuanto a la carta, bastante amplia; el problema es que no tienen todo lo que ofrecen; yo pedí varias cosas y no tenían, así que me tuve que decidir por una fritura por no dar más vueltas, pero ni tenían zamburiñas, ni huevas de merluza ni filete de gallo san Pedro (todo anunciado en la carta); al final, para dos personas pedimos cuatro anchoas del Cantábrico, dos vieiras al pil pil, un plato de pulpo frito y otro de rosada frita; con una cerveza y un refresco, una cuenta de 31 €. Como he dicho, todo lo que comimos era de muy buena calidad. Para poder juzgar a este establecimiento con mejor criterio, lo ideal hubiera sido ver como se desenvolvían con la terraza llena, pero nos fuimos bastante antes de que eso ocurriera. Si fuera por la calidad de los platos y por el precio le daría un cinco sin duda, pero que de cuatro cosas que pedí no tuvieran tres, más aún, en un día de tanta afluencia, me parece grave. Creo que con un cuatro va muy bien servido.
Lo recomiendo. Marisco ( ostras y almejas) muy ricas y dorada a la sal súper jugosa. Ensaladas muy frescas. Eso con postres, botella de vino y más platos no llega a 30€ x persona. Camareros encantadores y súper atentos.
La primera sensación que tienes al llegar es la sonrisa de sus camareros. Esto parece una tontería, para alguno aunque se queda en un seco "buenas noches" es porque da el ambiente familiar exquisito que da buen feeling.
El marisco fresco jugoso, eso que los milieniers dicen "que sabe a mar"... Es simplemente freco y elaborado con cariño y con manos experta que no maltrata al producto que lo hace exquisito.
No se pierdan tampoco la carta de los postres, mi debilidad es la milhojas, caseras y de un sabor impresionante.
Un ambiente familiar, acogedor y céntrico. Cerca de la bulliciosa zona de Teatinos que da la posibilidad de rematar una excelente experiencia con un paseo a tomar algo.
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