Un lugar espectacular. La comida está buena y el precio es correcto, el vino está bueno, los camareros y el ambiente son agradables y la experiencia no pudo ser mejor. Para repetir, sin lugar a dudas.
Este magnífico restaurante italiano se encuentra situado en un entorno muy atractivo, en la parte alta de Cerrado de Calderón, rodeado de pinares y con una gran facilidad para aparcar. Cuenta con una agradable terraza y un precioso interior, y en su amplísima carta encontramos una gran variedad de platos italianos, carnes a la brasa, platos vegetarianos y muchas opciones de postres caseros. Flojea en cuanto al pescado, ya que tenemos solo una opción: salmón. Acudimos para cenar, optando por pan de ajo, spaghetti carbonara (sin nata, por supuesto) y ossobuco Milano. De bebidas, una pinta de cerveza, una cerveza italiana Peroni y un refresco. Para rematar, un café con leche, sumando la cuenta 50 € para dos personas. En general, todo muy bien; los spaghetti muy sabrosos y auténticamente italianos, sin la dichosa nata y un ossobuco también muy bueno. De precio, un tanto caro, pero estamos en una zona de precios altos, y la calidad de los platos guarda muy buena relación con su precio. En cuanto a la atención, nada que objetar, correcta en todo momento. Lo único que no me ha gustado y por ello voy a penalizarlo es la clavada de la pinta: 5,50 €, que me parece un auténtico pasón, aun estando en esta zona. Si no fuera por este detalle le habría dado los cinco puntos.
Auténtica cocina italiana. ¡Por fin unos carbonara auténticos! Las pizzas excelentes, así como los risottos o los ñoquis. Servicio atento, rapidez, tranquilidad.
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