De todas las cervecerías que he visitado, esta ha sido sin duda alguna la que más me ha convencido. Han sido varias las razones. La primera de todas es la sabiduría de Antonio, el maestro cervecero, nunca mejor dicho. ¡Cuánto sabe del tema (y de vinos, y de aceites) y qué bien lo explica! Se tomó todo el tiempo del mundo para enseñarnos a fondo todas las partes del proceso. De hecho la visita se alargó 2 horas, y tanto él como nuestro grupo la disfrutamos. La segunda razón es que la visita terminaba con un menú degustación con maridaje de cervezas: 4 platos con 4 cervezas diferentes por 21€. El menú estaba elaborado con ingredientes ecológicos y de proximidad, una filosofía que me encanta. Y la verdad es que nos gustó bastante en general, aunque sin tirar cohetes. Y la tercera razón es la originalidad de las cervezas: además de las clásicas, están continuamente investigando nuevos sabores, como las envejecidas en barricas de Oloroso o de Pedro Ximénez, o la de Cannabis. Algunas nos gustaron más a unos y otras a otros, pero hay que probarlas todas. En definitiva una visita obligada para amantes de la cerveza y para curiosos de la elaboración de esta bebida.

Un sitio fantástico para saborear unas cervezas artesanales riquísimas con una comida excelente. Me han sorprendido gratamente, profesionalidad y amabilidad a raudales. Una mención especial para Antonio, el maestro cervecero. Muy buena relación calidad-precio.