Local amplio Inspirado en las tabernas castizas de Madrid y con un ambiente agradable. Aunque la carta no es muy extensa, es suficiente. Utilizan materia prima de buena calidad, que hace que platos tan comunes como la ensaladilla rusa, las croquetas o la sardina ahumada, sean auténticas exquisiteces.
La atención del personal adecuado y, en general, la relación calidad-precio es correcta, ya que estamos hablando de una cocina de cierto nivel, de la mano de Berasategui.
Como sugerencia de mejora, se podría prestar más atención a la limpieza y el mantenimiento de los aseos.
Fuimos un Lunes (que no es el mejor día). El personal muy amable y atento, no tuvimos que esperar ni para pedir ni para las bebidas.
Sobre la comida, de los platos que pedimos lo que más nos gustó, fueron las sardinas ahumadas (muy finas, suaves y sin una espina), y un sandwich de cecina queso y aguacate (que no estaba en carta).
Buena visita, precio de acorde al nombre y servicio, aunque no lo encontre como extraordinario.
Bodega corta. Comida muy bien elaborada y producto genial. Local agradable. Grandes aciertos (lomos de sardina o torrija) y cosas prescindibles (ensaladilla). Para volver.
Este lugar combina la calidad ,suprema , de la materia con la buena cocina en platos tradicionales.
Al final se come francamente bien y hace de unas simples croquetas , sardinas o albóndigas un manjar suculento.
Y como ello es así, el precio es más alto, dentro de lo razonable.
El sándwich tintin , de cecina, una oda a los dioses leoneses. Digo yo que de ahí vendrá la excelente cecina.
Lo dicho,gracias y suerte en Madrid, donde lleva abierto poco más de tres meses .
El postre coulant indescriptible.
El personal a la altura del local.
Nos atendió Maria el trato genial y la comida espectacular. Estuvimos muy cómodos gracias al espacio de la mesa y el espacio entre mesas. Una locura los sabores.
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