Genial para descubrir una visión imaginativa de recetas clásicas. Todo riquísimo, destacar los tacos de oreja para llorar, y las vieiras. El resto de platos también increíbles. Trato excelente, te explican cada plato y son súper amables. 10 de 10
Platos de siempre con un toque! La carta es breve y los 6 platos que pedimos estaban todos deliciosos, también el postre nos gustó mucho. Si tengo que elegir mis favoritos diría el jarrete y la parrocha y lo que menos nos gustó fue la vieira con espárrago. El camarero es muy majo y te explica y recomienda muy bien. Muy buena experiencia y súper recomendable!
Pongo 5 Estrellas por no poder poner mas.
100% recomendable no solo por la increíble comida sino por el servicio, súper atentos desde el principio, presentándonos su filosofía de restaurante, platos más recomendados y al servir, como preparan cada uno con detalle.
Fuimos con mucha hambre y probamos casi toda la carta, entre dos !
Recomendaría todo, pero sobre todo el bocado de parrota, el brioche de calamares, el taco de oreja y la tortilla. Fotos debajo… volveremos 100%
Claudia Rodriguez Hernandez
+5
Menudo descubrimiento! Teníamos muchas ganas de ir desde que abrió y ha superado todas nuestras expectativas. La carta es cortita, pero cada plato está súper bien cuidado y pensado. El camarero te explica cada plato antes de comerlo y te da un poquito de información sobre el origen de la idea y demás. Super recomendable.
Solemos ir con cierta frecuencia y cada vez que vamos quedamos encantados por su habilidad para reinventar platos típicos de Madrid.
Tienen una carta corta, bien elaborada, que actualizan de forma periódica.
Delicioso el bocadillo de calamares, el pincho de tortilla, la parrocha en escabeche, cuando es temporada. En resumen, cada plato de la carta es una delicia.
El local está en la zona de Méndez Álvaro y de Planetario, es pequeño y acogedor, con una decoración muy agradable y con una atención al cliente muy cercana y profesional.
Juan Manuel Lopez-Zafra
+5
Nos encantó la experiencia. Un local sencillo, en la ampliación de Méndez Alvaro, fuera del circuito habitual pero que merece la pena el desplazamiento. Carta estrecha con influencia madrileña en todos sus platos. Entradas individuales y platos para compartir. Destacan la parrocha en escabeche casero y la tortilla en taza, con un pimiento deshecho al fondo y una lámina crujiente a modo de tapa; espectacular la versión del bocadillo de calamares en brioche, muy buena la alboronía madrileña - jarrete de ternera blanca guisada - y demasiado hecho y demasiado sabroso el atún rojo a la madrileña con salsa de sus espinas. Lástima la temperatura demasiado alta de la sala, de ahí el 4* en ambiente. Por la demás, absolutamente recomendable, con un servicio magnífico que te explica los platos sin historias irrelevantes.
Me gustó muchísimo el concepto y cada plato. Todo estupendo, te explican cada uno y los tiempos de servicio son muy razonables. Para mi el mejor la parrocha. Muy original también el brioche de calamares de apariencia golosisima pero que acaba siendo muy ligero (por esponjoso). De postre el Letuario también me sorprendió mucho. En resumen: Muy originales y atentos. Además me recomendaron un vino por copa estupendo (godello con treixadura) y que vino a su temperatura perfecta. Volveré a probar la oreja y el arroz seguro!
Restaurante de comida típica madrileña con girote sofisticado. Da la sensación de ser el proyecto fin de carrera de un estudiante de cocina, con lo bueno y lo malo que esto implica. El local como tal tiene una decoración que, aunque limpia, resulta demasiado aséptica y genérica. El servicio en cambio puso un mimo extraordinario al presentar la carta y se notaba que tenía controladísimo lo que pasaba en local; una gozada. La carta muy corta, fuimos tres y la pedimos entera excepto dos platos, pero parece una decisión deliberada y que personalmente agradecí, que no me gusta nada elegir entre mil cosas. La comida estaba buena, muy elaborada, pero todo un poco muy intenso. Pese a que las raciones eran tirando a pequeñas, acabé empalagadete. El precio… bueno, ajustado, un poco caro quizá para un sitio con servilleta de papel.
Cómo disfrutamos cada vez que visitamos In-pulso. Tanto Álex como Adri son un encanto y sus platos, buscando reinterpretaciones de elaboraciones clásicas de la gastronomía madrileña, son de sobresaliente. Se puede comer muy bien por unos 30€.
ESPECTACULAR! Son dos hermanos que muestran muchísima pasión en LL que hacen, lo cual se ve reflejado claramente en la calidad del producto y la creatividad de los platos! Fui con mi pareja, yo embarazada, y fueron súper amables y me adaptaron todo para q pudiera disfrutar de casi toda la carta! 100% recomendable! Sitio diferente, con historia y gran calidad de producto. Mil gracias
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