Excelente presentación y fenomenales todos los platos que pedimos (perdiz, berberechos con alcachofas, cangrejo, etc..), junto con los aperitivos muy originales que te sirven. Servicio muy amable y eficiente. Lugar precioso y con mucho encanto. Muy recomendable.
Paloma Rodríguez-Pascual
+5
Mi más sincera enhorabuena por la carta, calidad y presentación de los platos. La atención del personal excelente. El ambiente y decoración con mucho gusto y detalle.
Y el proyecto solidario que lo envuelve. Se ha convertido en mi restaurante favorito de Madrid.
Del restaurante "Ovillo" me gustó todo, una recepción con mucho encanto y educación, nada más entrar te sorprende el espacio y decoración, una antigua fábrica de marroquinería convertida en restaurante con mucho encanto, gracias a su dueño Javier Muñoz Calero. Un espacio amplio, con mesas grandes, multitud de plantas, muebles y objetos antiguos, que le dan un aire divertido y fresco. Comimos un menú degustación que estaba exquisito y el servicio maravilloso. Los platos a tiempo, sin prisa y con la descripción adecuada de cada plato. Volveremos, sin duda muy recomendable.
Una experiencia muy buena. La función social que hacen es digna de mención. El personal mucho mejor que en cualquier restaurante. La comida muy buena, sobre todo la Vieira. El postre esperaba que fuese mejor. Tomamos el menú Madeja (9 platos), para cenar es bastante cantidad. El local es ideal para una cena romántica.
Hace ya un tiempo que fui. La decoración del lugar impacta. En una antigua marroquinería han logrado un lugar muy elegante y acogedor.
Una mezcla de cálido clasicismo y rompedor y moderno aire industrial.
Respecto a su cocina lo original es que aunque mezcla en sus platos variadas cocinas internacionales no es una cocina de fusión sino que la elabora de forma tradicional como se realizan en esas distintas partes del mundo.
Cuando fui, elegí el menú degustación y me encantó. Un sitio muy recomendable para cualquier celebración
Un lugar diferente en medio de madrid. Es una antigua nave que han mantenido la estructura original añadiendo decoracion como de jardín. Muy acogedor, luminoso y tranquilo.
La comida buenísima tienen carta o diferentes menús.
El personal encantador y atento en todo momento.
Un sitio muy bonito para alguna comida o cena especial, por la noche tiene que estar precioso.
Una experiencia inolvidable, ademas de un sitio bonito se como muy muy bien, viaje con mi mujer a Madrid por unos días y lo teníamos muy pendiente, no defraudó! El servicio como
en pocos sitios, tuvieron muy en cuenta todas las intolerancias de mi mujer embarazada, incluso en un vino sin alcohol buenísimo. Preparan unos Negronis maravillosos y mi recomendación es seguir el menú degustación, que maravilla de sabores y productos, la gamba a la sal de Aguilas para comerte 100! Volveremos pronto !!!
Hemos estado cenando en Ovillo porque nos los habían recomendado muchas veces, y no nos ha defraudado.
La comida ha sido espectacular y el servicio de Mohamed impecable, estamos deseando volver. La vieira nuestro plato favorito!
Maravilloso.
Consiguen que cada bocado sea una delicia para los sentidos.
Y el servicio impecable
Si nos centramos en la comida, merecería 5 estrellas.
Desde el aperitivo hasta el postre todo estaba delicioso y con una presentación inmejorable. Empezó la cena con dos aperitivos distintos, unos embutidos de jabalí y gamo muy buenos y un pan de lentejas con conejo encurtido súper original.
Después pedimos varios platos para compartir:
- Un esponjosito de chipirones que pediría una y otra vez (con una especie de brioche de mantequilla increible)
- Unas vieiras con tupinambo finísimas
- El panache de verduras con yema de huevo, rico y con la cocción adecuada, aunque nos sorprendió menos.
- Un canelón de venado delicioso, junto con el esponjosito el salado que más nos gustó.
- Una carrillera ibérica quizá un pelin demasiado hecha, pero con una salsa impresionante.i
- Como postre, la tarta de queso de tetilla con sorbete de frambuesa. De las mejores tartas de queso que he probado, sin duda. El sorbete muy bueno aunque no haría ni falta...
Buen detalle que todas las raciones las sacaron desde la cocina emplatadas para dos al ser todo para compartir. Los bomboncitos y dulces que te ponen al final de la comida aunque no pidas cafés, muy ricos.
El ambiente es muy agradable, el sitio original, bien decorado, con manteles (yo lo agradezco), bien iluminado y con buena música.
Tres razones para no darle la quinta estrella:
- Las sillas son muy incómodas. Entiendo que han querido respetar el aire industrial del espacio, pero unas sillas metálicas con cojines que se mueven, no son una buena opción. Deberían replantearselo porque estar cómodo es parte de la experiencia.
- Pedimos vino por copas, ya que yo quería blanco y mi marido tinto, y no nos dieron opciones para elegir. Hoy en día es raro ofrecer solo un vino por copas...
- La acústica del comedor no es buena. Al ser una nave industrial debe ser complicado insonorizar bien. Se oía mucho barullo de las demás conversaciones a pesar de que la separación entre mesas es más que suficiente y apenas se escuchaba la música.
A pesar de estos tres puntos que deberían mejorar, sin duda volveré. La comida está a la altura de los mejores de Madrid y la relacion calidad-precio es buena.
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