La cafetería con más encanto de Madrid. Por la mañana hay poca gente, casi nadie, muy tranquila la terraza en un sitio precioso de Madrid, pero es que el interior es aún mejor porque está decorado con muchísimo gusto. Las tostadas (cabos en la carta) están hechas con productos de calidad, el café muy bueno pero me quedo con tostadas y aguacates.
Local acogedor de estilo retro ubicado en la Latina. En nuestro caso fuimos a comer y fue un acierto. Pedimos media de ensaladilla, media de verduras asadas, steak tartar y macarrones con queso y chorizo. Todo muy bueno. El personal es muy rápido, atento y amable. Me parece una buena opción tanto para comer como para picoteo en grupo. Muy buena relación calidad-precio y buen café. Sin duda, volveré.
Local reformado, hace años era el Olivo de oro, restaurante siciliano.
Ahora lo llevan unas chicas jóvenes es con ganas de triunfar.
La decoración es muy agradable y cuidada y el trato muy amable, eso sí, de nota en ciertos detalles que están empezando, pero insisto, con ganas.
La comida, pues es original, con una presentación muy buena. De las cosas que comimos, os voy contando por partes:
De entrantes, una tempura de berenjenas y un calabacín relleno.
La tempura, rica pero algo aceitosa. La berenjena había chupado algo de aceite, seguramente no se trató antes de rebozarla y meterla en el aceite. El calabacín nos sorprendió mucho su presentación, muy original y bonita. De sabor muy rico, me resultó un plato muy agradable, siempre y cuando te guste el bacalao al ajo arriero, como es mi caso.
De segundos, un tartar de atún rojo, dos bacalaos confitados y unos chipirones en su tinta.
El bacalao, de los dos, uno más seco que otro, el mío estaba rico, y una ración adecuada.
De los chipirones, nada que destacar negativo. El plato quedó limpio. El tartar....es otro cantar, perdón por la rima. Son honrados y claramente indican que no es atún rojo, es de agradecer que no engañen como en otros sitios. De sabor, no está muy conseguido, no está o lo está poco, marinado o condimentado. Se quedó casi la mitad del plato.
Como colofón, los chupitos invitación de la casa.
Aviso, el orujo blanco es anisado.
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