Solamente tomamos un café ☕ y un refresco 🥤. Pero mereció la pena . Precioso lugar ...ya lo era antaño cuando era una ferretería y ahora convertida en un restaurante donde también se puede tomar un refrigerio ,es un lugar francamente bonito.
El servicio estupendo muy amables y el precio ... pues el de la zona .
Destacar las tazas dónde sirven el café son de loza fina , un plus.
El sitio es muy curioso! La decoración muy chula.
La comida estaba muy buena, el tomate tenía mucho sabor y los otros platos estaban exquisitos.
Si tengo que poner un pero, es que no es el restaurante más cómodo del mundo, pero aún así lo recomiendo ya que la comida y el servicio han sido geniales.
El precio ronda los 40€ por persona.
Fernando berdugo amador
+4
Muy bonito local.. cenamos en la parte del sótano que son unas cuevas.. preciosa decoración… servicio lentiiiisimo ( a mejorar ) no es admisible tener q esperar 35 minutos a que te tomen la comanda..
El vino se da a probar antes de servirlo (cosa a mejorar )en Los detalles está la diferencia …
Bonito lugar con historia, que te explican al entrar, con diversas obras de arte. Además el servicio es muy atento y amable en todo momento. Que decir de la comida, que nos pareció espectacular. Es un restaurante con encanto, para repetir sin duda.
![4]( "Recensione")
Espectacular restaurante que merece la pena visitar, así sea para tomar algo, debido a su particular decoración.
Está ubicado en la ferretería más antigua de Madrid y han mantenido estos elementos y adaptado otros como el mostrador. La carta cuenta con los platos clásicos (patatas bravas, croquetas, arroz) reinventados y presentados de forma muy refinada. Pedimos platos para compartir y estaban excelentes:
-Croquetas de jamón/cecina: buenas, muy cremosas
-Buñuelo de morcilla: excelente. Pequeño y con mucho sabor y textura. Muy top
-Patatas bravas: bien, con una presentación diferente a la tradicional y las salsas con bastante sabor
-Albondigas: excelentes, la salsa es deliciosa y tienen mucha textura
En cuanto a los postres, la carta es muy poco descriptiva, por lo que preguntamos qué era cada uno:
Madrid en un bocado: delicioso bizcocho de albaricoque con elementos de violeta. Acompañado de helado.
Tarta de queso con tiramisú y toffee: excelente tarta de queso, bañada con caramelo y café, aunque el sabor del café no es fuerte. Postre contundente sin ser muy dulce
Tinta flotante: más que un postre, una experiencia compuesta por muchos componentes frutales con los que puedes jugar.
En general una gran experiencia. No es económico pero la calidad del producto es obvia.
El local es muy grande (hay todo un piso abajo) pero recomiendo reservar ya que se llena
El sitio es diferente y muy ambientado a lo ferretería clásica o de época.Las croquetas estaban muy buenas y el tartar de atún espectacular. El único pero es que han tardado más de media hora en traernos el Segundo. Muy Recomendable
María Eugenia Rodríguez Sánchez
+5
El local es fascinante desde el primer momento. Era la primera vez íbamos por lo que el camarero que nos acompañó hasta la mesa nos explicó datos muy interesantes acerca del local y las obras de arte que hay en él.
Íbamos con una persona embarazada y fueron muy atentos a la hora de tener en cuenta ciertas restricciones alimentarias.
A destacar los torreznos y el postre de chocolate y pistacho!
100% recomendable
Este restaurante tiene como marco la ferretería más antigua de Madrid. Las recetas son fantásticas y me sorprendió el nivel gastronómico. Puedes degustar recetas tradicionales madrileñas reíterpretadas en un alto nivel culinario. Una relación precio-calidad muy buena. Recomiendo reservar porque el lugar es muy demandado. Lo disfruté un montón.
Lugar hermoso y buena comida. Por ser un restaurante con Estrella Michelin pensé que tendrían esos platos que uno se queda con hambre, pero no fue así, tanto los entrantes como los platos principales fueron abundantes y extremadamente sabrosos.
Curioso restaurante en el centro de Madrid. Ubicado en lo que fue una antigua ferretería, que ha mantenido gran parte del mobiliario que tenía. Han conservado las paredes, llenas de cajas de madera con útiles y herramientas y el mostrador de madera.
El servicio muy rápido y profesional. La carta no muy grande, pero con platos atractivos. Compartimos algunos platos como la ensaladilla, el tartar con huevo frito y las zamburiñas, todo muy bueno, aunque creo que las zamburiñas muy escasas para el precio que tienen. El postre que nos recomendó la camarera de "10" la tarta de queso. En general nos gustó mucho la experiencia, muy recomendable.
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