Alicia es una maravillosa persona. Nos ha atendido ella con todas las mejores recomendaciones. Muy atenta. En nuestro caso hemos comido cocido montañés muy rico. Los postres los hace ella. Muy buenos por cierto! Muchas gracias Alicia por la atención que nos has brindado! Esperamos volver algún día
Llevamos viniendo a comer aquí varios años y siempre de 10… La comida deliciosa, y muchísima cantidad, tienen terraza y salón. El cocido montañés, las alubias, las tartas de queso… Todo exquisito. Alicia la dueña es un encanto, siempre te atiende con una sonrisa. Recomendado 100%.
Llegamos por casualidad y repetiremos sin duda.
Estábamos por la zona y paramos a comer en la Bolera.
El trato por parte de la propietaria fue cercano y amable. Nos dejamos recomendar por ella y fue un acierto. Comida casera, las alubias con venao de diez.
A todo eso le sumas que las vistas son espectaculares.
Totalmente recomendable.
Sitio ideal para comer por la zona: comida de 10 con un emplazamiento idílico. Recomiendo encarecidamente los guisos, especialmente las alubias con venado. Y no te puedes ir sin probar el flan de queso. El servicio de 10 y el precio acorde
Es sin duda uno de mis sitios preferidos. No le pongo un "pero" a nada. La comida exquisita y de primerísima calidad, como siempre, platos muy abundantes y muy bien cocinasos.
En la cocina, que la he visto, se pueden comer sopas hasta en el suelo de lo limpia que está siempre. Alicia, la dueña, es un encanto de persona y no sabe qué hacer para complacerte. La camarera no puede ser más amable, atenta y servicial. El entorno es maravilloso, verde, tranquilo... puedes comer fuera en la terraza o dentro, tiene varios salones.
Suelo ir al norte por vacaciones, pero desde luego por este restaurante tengo que pasar siempre que voy.
Ojalá lo tuviera más cerca de mi ciudad para poder ir más.
Cuidan cada detalle, todo rodeado de flores en macetas en la terraza que lo hace más acogedor todavía, si cabe...
Desde luego, cuando alguien pone tanto cariño, tanto esfuerzo y tanto tiempo en algo, se nota.
El cocido montañés 10/10. La comida es espectacular, también pedimos costillas de cerdo y estaban magníficas.
El servicio es también magnífico, estas ahí muy cómodo y agusto.
El espacio es tambien muy acogedor
Llevamos varios años yendo a Cantabria y todos los años nos pasamos por Los Tojos para comer allí.
Es un placer volver siempre ahí.
Gracias Alicia por atendernos tan bien año tras año.
Elena, quien atendió nuestra mesa de 13 personas, estuvo atenta en todo momento, rápida, amable y sonriente.
La comida, como siempre, de 10. Platos caseros y con productos de la mejor calidad.
Las alubias con venado son un acierto siempre, el chuletón, las carrilleras, el venado estofado, el solomillo con queso, la morcilla, el arroz con leche el flan de queso...todo excelente, es un placer comer en La Bolera.
Muy buen precio teniendo en cuenta la calidad, la atención y el entorno.
Alicia, nos vemos el verano que viene.
Gracias por hacernos disfrutar tanto en la Bolera durante los 15 años que llevamos comiendo allí toda la familia, nuestro plan favorito del verano.
Una terraza de lujo con vistas privilegiadas. Pedimos cocido montañes para 3. Rico de sabor pero escaso de cantidad. En otros locales las fuentes se sirven con mucha más cantidad y te dicen que si quieres más te lo rellenan (así si que se come un cocido montañes)
También pedimos un entrecot que nos sorprendió. Muy rico de sabor y de cantidad para el precio que tiene.
El flan de queso estaba rico.
Al café y chupito no invitaron
Seguramente si volvemos por la le tendremos en cuenta, pero probablemente nos decantemos por probar otro lugar
Esther García Rodríguez
+5
La dueña excelente atención, igual que todo su equipo. El cocido montañés. Y el estofado de venado, junto con sus tartas de queso y arándanos y queso base de sobao. Todo de 10. Repetiré sin duda.
Precioso lugar en medio de los montes donde pastan (o pacen como dicen allí ) las bacas.
Comida de primera calidad buenísima, tanto el cocido montañés como la chuleta de 1 kg.
La anfitriona Alícia, un encanto, una persona amable, atenta y que se nota que se desvive por su negocio.
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