Buen servicio, nos aconsejaron las croquetas, las costillas y el arroz. También pedimos los calamares. Todo para compartir entre 4 personas. Las raciones no son muy abundantes, es más si es alguien que come mucho, con un plato no se queda saciado. Pero lo que pedimos está rico y sabroso. El juego de palabras en el menú es muy gracioso. Recomiendo reservar mesa porque suele estar siempre lleno.
Un descubrimiento. Sentado en la silla puedes “viajar” de un modo culinario claro está, por diferentes países. El trato por el personal de sala simplemente magnífico con sugerencias que no decepcionan. Simpáticos y atentos a la mesa sin ser molestos. Recomendado guardar espacio para sus postres que sorprenden. Obligado visitar este lugar si estás en la capital de Gran Canaria.
La palabra clave es exquisito, estuve con unos amigos el 4 de nov, la comida es una mezcla de sabores que despiertan todos los sentidos, el ambiente con mucha clase, la decoración cuidada al detalle y el trato muy cercano, volveremos y pronto 🫶🏻
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