Entramos atraídos por el caldo berciano, que no decepcionó ni lo más mínimo y nos quedamos disfrutando de unos deliciosos huevos fritos con patatas y filetes de cerdo a la cazuela! Para poner la guinda tomamos leche frita y cuajada de oveja con miel, para chuparse los dedos! Pero lo que nos dejó finalmente sin palabras fue el café de pota con leche, el más rico que tomé en mi vida!
El sitio es agradable para comer cuando acabas una ruta por Las Médulas. Comida tradicional de León con cantidades adecuadas y una muy buena relación calidad-precio.
Cuando hace buen tiempo se está muy agusto en el espacio exterior. No tienen muchas mesas, así que es recomendable reservar antes. No obstante, el servicio es rápido.
Comimos ensalada Arcadio, botillo (normalito), lomo de vaca (muy bueno), natillas (normales) y café de pota (muy bueno).
Para beber agua grande.
Precio total para dos personas 44 € (y podríamos haber comido algo menos).
Lugar muy agradable, comida muy rica y raciones generosas.
Tienen terraza y salones interiores. Es una casona antigua de piedra decorada de manera curiosa. Tiene una chimenea gigante y todo el mobiliario es de madera "antiguo".
Totalmente recomendable. Comida casera.
Restaurante en una casa restaurada típica de la zona. Decorado con utensilios de labranza o de casa típicos de la época. Comida casera con producto de km 0. Patatas fritas caseras, huevos, botillo, etc.
El servicio atento y agradable, te hacen sentir como en casa. Relación calidad precio correcta.
Jennifer Guijarro Moreno
+5
Después de hacer una ruta por las Médulas, decidimos comer allí para probar el famoso botillo (plato típico del Bierzo) y a parte de estar muy bueno, este restaurante tiene muy buenos precios y el entorno es inmejorable.
Llegamos después de realizar la ruta por el paraje de Las Médulas (muy recomendable) y nos atendieron muy rápido. La comida estaba riquísima, recomiendo el lomo de vaca a la brasa, nos encantó. La morcilla se sirve en cazuela de barro y aunque no la esperábamos en ese formato, era perfecto para comerla con pan de la zona, también a destacar. Y terminar con un café de puchero. Comida perfecta para reponer fuerzas.
Sitio pintoresco, muy agradable y con jardín donde están las mesas para comer. La casa es antigua y tienen mucha decoración y mobiliario antiguo. La comida es casera, casera, y está bien buena. A los niños les adaptaron un plato, que la verdad se agradece esa atención. Muy bien de precio. Al principio estaba vacío al llegar, pero apostamos por quedarnos, en media hora se llenó. La camarera super simpática y agradable. Se puede pagar con tarjeta (en otro del pueblo vimos que no). Recomendable 100%.
Es un restaurante típico típico comida cocinada a la antigua platos de los viejos comedor que parece una casa de hace tiempo. La comida buena cantidad y calidad el servicio amable pero algo lento al haber solo 2 personas el ambiente bueno si te gusta volver al pasado un rato.
Lugar muy pintoresco totalmente integrado en el mágico entorno que le rodea con un interior decorado al estilo vintage que te hace volver varios años atrás, así como un gran espacio al aire libre en el que disfrutar de una excelente comida casera a muy buen precio. No dispone de menú del día pero la oferta es variada y asequible. La atención es muy buena, te aconsejan y te sirven con rapidez y eficiencia. No te ponen ningún problema si acudes un poco tarde o sin reserva, todo son facilidades, cosa que no puede decirse de otros locales de la zona, donde ponen demasiadas pegas para todo. Probamos el botillo con una ensalada y fue una excelente decisión, porque estaba todo buenísimo. Mi hija en cambio pidió los filetes de ternera con patatas, servidos en una cazuelita de barro, tiernísimos y muy ricos. Los postres caseros deliciosos, como la leche frita, y el café de puchero ya para no olvidar. Recomiendo totalmente este sitio si estás de visita por el fascinante paraje de Las Médulas, nosotros volveremos seguro.
Comimos de maravilla y muy bien atendidos. La empanada y el botillo riquísimos. El chuleton picapiedra es sencillamente expectacular y súper tierno. Para terminar recomiendo un chupito de mandragora.
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