El restaurante tiene varios puntos a su favor, entre los que están la ubicación, el entorno, el diseño del local y por supuesto, la comida y el servicio, que son muy buenos. Reservamos online desde Google, donde pudimos escoger la hora y un lugar de los tres disponibles del restaurante; el balcón. De saberlo, quizás hubiera reservado la terraza, porque el balcón es algo caluroso si vas en meses de verano, aunque el sol directo no te da, porque hay toldos. La comida es muy interesante, ya que hay sabores distintos que suponemos que será por la influencia que ha tenido la dueña en otros países, durante su formación. El precio es bastante razonable y el servicio muy atento y eficiente, al igual que la cocina, que también fué bastante rápida. Repetiremos de nuevo sin duda, para probar el resto de platos de la carta, pero esta vez iremos de noche porque el restaurante está mucho más bonito....además de las vistas.
Vinimos a La Azohía y nuestro restaurante de referencia, el Villamares, estaba cerrado. Por la proximidad a la playa de San Ginés y las reseñas, decidimos volver a probar (era un sitio al que veníamos bastante en el ínterin del traspaso del otro restaurante).
La mesa en la terraza es espectacular, nada que envidiar a un chiringuito de playa, y el trato en todo momento muy educado y servicial.
Pedimos para los niños buñuelos de bacalao y patatas, y para el otro hamburguesa. Los buñuelos no me dio tiempo a probarlos, pero la hamburguesa, con pan de brioche estaba muy buena. Un par de croquetas de cocido, lo menos destacable, el rollito, muy bueno pero muy pequeño, y para mi el tartar de atún. No estaba mal, sobre wakame y pan de arroz, pero mis expectativas eran algo mayores. De postre, la tarta de queso, una especia de mousse y la tarta de coulan, potente, para compartir es perfecta. De precio muy bien, y como digo, muy probablemente repita. Las 4 estrellas en el servicio tienen que ver con tener que pedir varias cosas varias veces, pero muy correcto
Deskaro esta ubicado en un local delante del la playa, agradable y todo de madera. Tiene una bonita terraza que mira al mar, que se encuentra a 50 metros.
El ambiente playero es agradable, como cabe esperar.
La comida es buena, aunque algún pescado no es lo jugoso que cabía esperar.
El servicio es joven, atento y amable, aunque no demasiado experto.
La relación calidad precio, no es mala, aunque las expectativas eran mayores.
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