Nos ha gustado mucho. Reservamos dos para comer (es muy famoso, mejor reservar con tiempo). El local tiene un encanto único, como una antigua casa de campo con patio trasero (fue donde comimos nosotros). Se estaba muy bien, ya que está medio techado y cubierto de plantas que dan sombra, además de ser muy bonito. De beber tomamos cerveza y una copa de vino blanco de la casa, muy bueno y ligero. De entrantes probamos dos croquetones, una de jamón y otra de gambas y espinacas, las dos igual de buenas y cremosas. Como platos principales fueron una hamburguesa de ternera con tomate, cebolla, pepinillo, bacon y salsa, abundante y con mucho sabor. La otra ha sido una hamburguesa de quinoa, con salsa de manzana, tomate, cebolla a la brasa y creo que aguacate. Exquisita, una explosión de sabores diferentes. Pedimos una ración de patatas a parte para compartir (son naturales), ya que las hamburguesas van solas. Tomamos dos cafés muy buenos y de postre un brownie con helado de vainilla, todo casero y super rico. Nos encantó el trato, cuidado, amable y cercano. El servicio es bastante rápido, contando que era Domingo y estaba lleno, además que se ameniza la comida con una banda de flamenco en vivo. Nos ha gustado muchísimo y seguro que volveremos para probar otros platos. La cuenta ha sido de más o menos 46€ en total. Muchas gracias a todo el personal.