Nos habían hablado muy bien de este sitio y tengo que decir que no se equivocaban. Un comedor pequeñito y acogedor, un servicio de primera y una comida con productos de temporada y una excelente técnica culinaria que dan como resultado unos sabores espectaculares.
Verdad, valentía y futuro.
Muchos de los clientes que se acercan a locales de restauración tienden a juzgar con el mismo rasero distintos espacios que por su estructura e idiosincrasia juegan en ligas muy diferentes.
Cuando nos acercamos a La Lustra, espacio ubicado en un pueblo a muy pocos kilómetros de Almería, Huércal de Almería, nos encontramos con el proyecto, a corazón abierto, de Lidia y Ferrán o Ferrán y Lidia. Donde el equilibro de sala y cocina propicia un espacio para el gozo.
Un único menú que varía semana a semana. Producto de gran nivel que busca orígenes humildes para ser engrandecido por la técnica y el conocimiento de dos profesionales que en cada servicio ponen toda la carne en el asador.
Este formato, que comienza a ser habitual en grandes ciudades, donde cocinero y personal de sal, cansados del estrés que supone querer vivir en los cielos de la gran gastronomía, buscan fórmulas para reducir costes, pero seguir ofreciendo la emoción de su profesionalidad adquirida a base de muchos años en grandes casas.
Un menú de 32€, con cinco pases, supone un atrevimiento que no deja indiferente a quien lo visite con asiduidad. Estacionalidad, búsqueda constante de pequeños productores, riesgo por no quedarse en lo que podría ser sencillo, lo que gusta y resulta fácil.
En La Lustra el comensal tiene todas las posibilidades de ser feliz a poco que sepa entrar en el juego. Vajilla más que correcta, carta de vinos estimulante, platos que hablan de tradición pero que no olvidan las tendencias actuales, diálogo franco. Generosidad. Panes maravillosos. ¿Puede pedirse mucho más por el sencillo coste del precio de su propuesta?
No es un local que quiera entrar en las grandes ligas, sino en la liga de la verdad, de la valentía, de lo diferente para encontrarse la tradición con un respeto asombroso. Como esa lubina sobre acelgas y judías de Santa Pau. Un guiso en seco. O esa ensalada húmeda de tomate, escabeche y gamba blanca con sal de sus cascaras.
Además, la posibilidad de beber muchos de sus propuestas vinícolas por copas. Con lo que permite maridar un plato con una, dos o hasta tres copas, para jugar y enriquecer la experiencia. Y notar lo viva y las posibilidades que ofrece que es la gastronomía.
La Lustra lo tiene todo para ser futuro. Porque el presente lo cumple sobradamente. Corazón y conocimiento. Prudencia y humildad. Maneras y sabor.
Quien no aproveche la oportunidad de venir ahora luego no podrá contar que estuvo junto al nacimiento de un mito.
Sin duda uno de los mejores restaurantes de Almería. La cocina es muy sencilla, utilizando sólo los ingredientes más frescos. En La Lustra, el arroz equilibra la combinación de manita y gamba, la entrecula con anchoa, los higos con romero y lemon.... . El servicio es muy bueno, sobre todo a la hora de maridar comida y vino. Una dirección confidencial con 2 menús que sólo los hedonistas deberían conocer. Solemos comer allí cuando estamos en Almería y siempre hemos quedado satisfechos. Gracias a La Lustra por permitirnos degustar y mostrar los productos de su hermosa región.
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