Fui en Semana Santa se este año a este restaurante y lo amé.
El lugar es precioso y tiene unas vistas muy bonitas.
La comida es espectacular y el trato, tanto de su dueña como del resto del equipo, fue muy bueno.
De verdad que este restaurante es toda una joya de este lado de la Isla.
Recomiendo hacer reserva con antelación ya que como abren pocos días a la semana y es tan bueno, suele estar lleno.
Me lo recomendó una amiga y fue todo un acierto.
El trato inmejorable, siempre atentas, a tiempo y con una preciosa sonrisa.
La comida sorprendente y buenísima.
Pedimos ensalada de sandía y queso de cabra, atún y un pastel de carne marroquí.
Todo exquisito aunque lo que me acabo de robar el corazón fue el postre. Helado casero de almendras con daditos de mazapán y yogur, un escándalo.
Solo abren viernes y domingos, por lo que no perdáis la oportunidad se reservar e ir.
Todo nos salido por 59€, con dos aguas y copa de vino incluidas.
Llamé el domingo por la mañana para reservar, y no tuve ningún problema para que me tomasen nota para comer el mismo domingo.
Nos encantó el tartar de atún y el entrecot con mojo de dátil. 2 primeros, 2 segundos y 2 bebidas por 60€ (30€/pax)
Las vistas son espectaculares. Recomendable.
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