No está mal ni de sabor ni de cantidad, solo que se habría agradecido algo más casero o típico, pero bien y a buen precio para unos turistas. Probamos los boquerones, los calamaritos y las croquetas, éstas últimas lo mejor.
Un sitio con una carta sin pretensiones pero platos elaborados con cariño, estaban riquísimos, comimos sardinas, calamarcitos y langostinos a la plancha y de postre un tiramisú que estaba de lujo. Sarai, la camarera, muy atenta y amable. El cocinero a lo suyo pero pendiente de los clientes también. Para ser el pueblo un sitio turístico el restaurante tiene mucho encanto y el ambiente agradable. Sin duda lo mejor de lo mejor el precio nada de estallar a los turistas. Nos encantó.
Un lugar encantador. Muy pequeñito y acogedor. Genial para comer si vienes a perderte por las calles de Frigiliana. Lo regenta una pareja que son majísimos. Os recomiendo las gambas al pilpil, lo hacen con una salsa especial de elaboración propia que tuvimos que pedir más pan para mojar de lo buena que estaba!!! Os dejo foto ;)
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