Pintoresco lugar en el Camino “decorado” con ¿miles? de botellas de cerveza ocupando todos los lugares posibles, aunque siempre puede encontrarse un hueco (espero). El escenario deja muy claro lo más recomendable cuando llegues allí: entra e hidrátate… si hay sitio
Sitio peculiar en el camino.
Es uno de los sitios de parada casi obligatorio.
Por lo contrario el precio, es algo elevado para los platos o el servicio que ofrecen.
Si estás realizado el camino, el sello del bar es bastante peculiar y llamativo.
Parada obligatoria, un sitio peculiar y bien cuidado. Los bocadillos eran bastante buenos, aunque hinchan bastante. El camarero era bastante samugo, por la cantidad de gente que quiere sellar sin consumir.
Está allí trabajando por amor al arte, señores un bar no es un servicio público.
Tiene unos perros sueltos por la terraza bastante grandes, pero super bien educados. Hasta les di de comer, con el miedo que me dan.
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