Un restaurante de barrio, familiar, con parroquianos habituales como a mí me gusta. La decoración de temática marina y pescadora no podía ser de otra manera en este lugar, con alguna que otra caja o barril por medio como bar de barrio que se precie.
La carta es amplia, sobre todo en pescados obviamente, pero me apetecía carne. Los precios muy asequibles y opciones de tapa, 1/2 ración y ración. Las croquetas y el lagarto ibérico estaban deliciosas, lascas de jamón que acompañaban eran de calidad. Creo que me pasé con las patatas por las guarniciones pero las probé de tres formas distintas y estaban muy conseguidas las tres y nada grasientas.
Los camareros bien organizados y profesionales.
Muy contento.
Mucha variedad, calidad precio genial! Mi hijo es muy delicado y siempre tiene una pega para la comida y aquí hasta hemos tenido que repetir de tapas porque le han encantado! Servicio rápido y organizado. 10 de 10.
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