Un lugar muy tranquilo en el centro de Conil, lo cual suele ser complicado en pleno agosto.
No es el típico sitio de costa, con platos diferentes a los habituales. La relación calidad/precio es muy buena.
Selección de finos franceses, aunque un poco reducida la opción de tintos.
Rinconcito mágico en Conil: muy íntimo y tranquilo. Vinos y tapas selectas a ritmo de jazz. Personal muy atento y volcado con el cliente...
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