Hemos pasado el día en Cercedilla y reservamos aquí para comer. Se encuentra situado dentro de un complejo deportivo pero tanto la carta como todos los platos que consumimos estaban muy buenos. Además la relación calidad/cantidad y precio era muy correcta. Los tiempos de espera son mejorables pero es recomendable 100%.
Esta en Cercedilla en las afueras, en la carretera yendo hacia Navacerrada. La entrada no se ve muy bien, es pequeña. Hacia el campo de fútbol. El restaurante es pequeño pero está muy bien. En mitad de la montaña,, al lado del campo de fútbol y pista de Padel. El servicio es muy agradable. Y tiene platos ricos.. Para raciones y para comer
Sorprendentemente complacido de comer bien en un club de Padel. Ubicado en los alrededores de Cercedilla, se encuentra un club de Padel con restaurante con un nombre acorde a sendos oficios, el de padelero y camarero… “La Bandeja”.
Vinimos a comer por reseñas positivas, que son verdaderamente correctas y acertadas.
A la entrada del restaurante se encuentra una zona acristalada donde en la época invernal apetecerá estar, que da acceso a un jardín estéticamente precioso, donde en días de sol se agradece estar como es el que nos tocó vivir un 24 de octubre buscando la sombra, mientras escuchas éxitos del pop español a un volumen perfecto para no molestar a los comensales.
Agradables vistas de los siete picos de nuestras admiradas montañas madrileñas.
Respecto de la comida, la carta no muy extensa, lo que ya empieza a parecer signo de lugares de buena cocina. Dicha carta empieza por chorizos caramelizaros, que aunque de entrada parece pesado, te resulta agradable al paladar. Recomendar especialmente la hamburguesa de Vacuno Mayor con foie, cebolla y queso cheddar, muy rica, si bien recomendaría a los restauradores la inclusión de algo verde, del tipo Canónigos, lo bordaría.
A los postres, recomendable la tarta de cerveza negra y chocolate, textura perfecta con sabores encontrados, curiosa!!!
El personal aunque le faltan tablas en estos lares, dicha ausencia era suplida con una amabilidad y la percepción de una sonrisa tras la maldita mascarilla. Magnífica atención.
Habrá que plantear un partidito con amigos y comida post partido. Por cierto, las pistas tienen muy buena pinta, moqueta roja, cristal y en principio buena altura de las pistas cubiertas, hay una descubierta.
Un sitio muy recomendable.
La verdad es que todo buenísimo, la atención estupenda. El sitio en una localización genial (fuera de todo el casco histórico y donde es imposible aparcar), bonito, rodeado de naturaleza y calidad/precio geniales. Muy recomendable. Ah y hay que pedir la tarta de queso si o si! (El brownie sin más)
Comimos este fin de semana con unos amigos y todo muy bien. El personal es amable, los productos son de calidad con una carta variada y el ambiente es agradable. Eso sí, la entrada está mal señalizada y no es fácil encontrarlo.
El restaurante está dentro del recinto de las pistas de paddle, por lo que no es fácil de encontrar.
El servicio es muy agradable y la comida esta muy buena. Reomiendo encarecidamente la carne a la piedar y los postres, las tartas caseras de cerveza negra esta espectacular.
Sitio muy recomendable para comer bien y a muy buen precio.
Un acierto, volveremos seguro.
Sitio agradable y bonito, trato adecuado. Las croquetas de cabrales están realmente buenas, muy cremosas (no te las pierdas).
La hamburguesa con foie está buena, aunque el foie hace que la carne pierda protagonismo, yo lo quitaría en mi plato.
La visita merece la pena.
Un poco agridulce. Fuimos con una oferta de El Tenedor y la verdad es que comimos bien. Sin embargo, hay algunos detalles que no cuajaron: las croquetas eran de sabores desconocidos (salvo la de cabrales), unas estaban frías y otras calientes. El rabo de toro no era nada del otro mundo. Sin embargo, el buey a la piedra estaba muy bueno. Lo mejor sin dudarlo fue el postre, en nuestro caso la tarta de cerveza negra. Creo que es difícil de superar.
Muy recomendable por los precios y calidad que tiene. Es un sitio tranquilo y agradable con una buena terracita en la tomar algo después de pasar la mañana en la sierra. Nosotros fuimos tras hacer una ruta de senderismo y quedamos muy a gusto con la comida. (Recomendable el buey y cerdo ibérico a la piedra).
Está un poco escondido ya que no se ve desde la carretera pero la verdad es que merece la pena ir a comer y conocerlo.
Ni fu ni fa, lo único destacable de lo que comimos es la tarta de cerveza negra, estaba espectacular .
Pedimos ternera a la piedra y huevos revueltos con patatas.
Calidad precio más o menos correcta
El servicio lento, ya que solo hay un cocinero y un camarero
En general pasable
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