Pasamos por aqui de casualidad para desayunar y ya reservamos para comer, gran acierto!
El dueño, que atiende las mesas, un encanto de chaval. La dueña, que cocina, un amor. Comimos de menu, dos para compartir con la niña, y muy bien servidos. Hasta nos trajeron una tapa (mas bien racion) de ensaladilla para que la probasemos…. La carrillada con salsa de puerros buenisima de la muerte!
Reservad, por Dios, que son dos manejando todo el local.
Por cierto, los tomates del desayuno y la ensalada son del papá del dueño
En este restaurante, se destaca el buen servicio ofrecido por la amable pareja de camareros. La paella mixta y las hamburguesas son deliciosas, pero lo que realmente hace que la experiencia sea especial es la atención atenta y amigable que recibes por parte de estos profesionales. Te hacen sentir como en casa mientras disfrutas de tus platos favoritos. ¡Una experiencia gastronómica con un toque personal que vale la pena probar! 😊
Si quieres tener un trato humano, los propietarios te lo daran. La cocinera esta tocada por una mano divina, porque los platos estan sabrosos y son caseros. El servicio de diez. Os recomiendo el lugar y el ambiente.
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