Local agradable, muy limpio, buena iluminación y personal de 10. Además, el tiempo de espera entre plato y plato es perfecto.
De entrada, tras haber haber pedido y traido la bebida, te traen un mini aperitivo (un bocadito en palillo) para ir segregando jugos.
De primero, pedí el canalón fino de pato con boletus. Viene presentado en un mini platito alargado, su sabor es muy equilibrado, y la salsa (que no conseguí descifrar que llevaba) es muy agradable y compagina realmente bien.
De segundo, pedi el rabo de toro deshuesado con vino del Priorat. Estaba bueno, pero sin sorpresas en cuanto a su sabor. Tenia más expectativas con este plato pues los he probado mejores en restaurantes de bastante menor categoría.
A pesar de ser deshuesado encontré 3 huesecillos del tamaño de un garbanzo, que bueno, no pasa nada tampoco, pero lo dejo ahi como anécdota.
La ración he de decir que es realmente pequeña, del tamaño de un flan aproximadamente, con lo cual, mucho a comer ahi, no hay.
Es el clásico plato hondo enorme, y con porcion central estratégicamente puesta. Con lo que cuesta, esperaba aunque fuera una ración algo más generosa (y no soy de mucho comer).
Relación calidad precio, mas o menos correcta, pero raciones menores de lo habitual. Para una cena ligera, bien.
Eso si, el producto es todo de primera calidad, se nota su frescura y que es del dia, pues sobre todo el pato, es algo que tiende a coger sabores raros enseguida.
Os pongo unas fotos, incluida la botella metálica de agua con gas Cabreiroà de 4.5€
Carolina De La Torre Gómez
+5
La Taberna del Clínic ofrece una experiencia culinaria sobresaliente sin caer en pretensiones. Este excelente restaurante destaca por su selección de platos de altísima calidad. El arroz de mariscos, en particular, es excepcionalmente delicioso y figura entre los mejores que he probado. Asimismo, las murgoles ofrecen una experiencia sensorial inolvidable, marcando un antes y un después en el disfrute gastronómico. Cada visita a La Taberna del Clínic invita a repetir, gracias a la perfecta combinación de calidad, presentación y un ambiente acogedor.
Espléndido local con abolengo y de distribución muy confortable y tranquila, cuyo nombre (despista algo), no hace justicia a su nivel gastronómico.
Productos clásicos muy bien resueltos con combinaciones de sabores y texturas muy extraordinarias.
Al servicio quizás le falta ese punto "comercial" y de empatía, a la hora de presentar los platos en la mesa, para estar al nivel desarrollado en la cocina.
Muy recomendable.
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