SORPRENDENTE! (4,8)
Ambiente:
A escasos 5 metros de la playa, en pleno paseo marítimo, un lugar privilegiado. Pasas por delante y parece un par de copas, del que no imaginas que su cocina sea la que te obligue a repetir. Temperatura ideal, clientes discretos, al aire libre, frente al mar, con una suave brisa marina que te acaricia. Luz algo pobre por la noche, le faltaba un poquitín de iluminación a las mesas, sillas de plástico a las que quizás les faltaba algún tipo de acolchado, pero en general, SOBRESALIENTE, uno se siente privilegiado de estar ahí.
Servicio:
SOBRESALIENTE. Una camarera que nos atendió de las mil maravillas, nos asesoró e incluso nos recomendó platos de fuera de carta. Después de cada plato, nos preguntaba qué nos había parecido. En todo momento estuvo interesada por nuestras opiniones. El servicio, fue ágil y muy correcto.
Comida:
Las patatas bravas, diferentes a las habituales, aunque sí con la moda de ponerlas con piel, pero grandes y muy crujientes, con dos salsas que las acompañaban una de tomate (no salsa ketchup con picante) con un puntito de picante, sin exceder. Buenas.
Las croquetas de calamarcitos en su tinta rebozados en panko y allioli, nos sorprendieron. Con un marcado sabor a calamar y un sabor de tinta de lo más marinero, blandas en su interior, pero contrastando el "crunchi" del panko rebozado. Unas de las mejores croquetas, que hemos probado. No pudimos evitar abrir una por la mitad, para mirar ese negro azabache de la composición. EXCELENTES.
El huevo de pato con patata a "lo pobre" y sticks de boniatofrito, lascas de queso Idiazábal y aceite de trufa blanca, nos sorprendió por bueno. Lo rompimos y mezclamos, como si de un huevo estrellado se tratara, mezclando todos los ingredientes. Las patatas, a diferencia de las bravas anteriores, eran confitadas, suaves que, hacían de buen comer mezcladas con el sabor del huevo de pato y al final el regusto por el gaznate, del queso. BRUTAL.
Y de aquí pasamos a los postres. ¡Ay los postres! Si lo anterior nos sorprendió, prepárense:
Una torrija frita tradicional con textura de galletas Oreo, que nos sorprendió, tanto por su presentación, como por su mezcla de sabores. MUY BUENA.
Pero la medalla se la lleva el "Summer cactus": Una especie de helado, de textura algo más blanda, acompañado de una espuma de higo chumbo, frutas (sandía con algunos peta-zetas, higo, etc.) i sisho verde. Un sabor tan poco natural como exótico a la vez, y sobre todo muy refrescante, para tomar en una terraza en pleno verano. IMPRESIONANTE.
2 cervezas y dos cortados. Coste 62€ (31 por persona). Pero no es caro, porque cuando se come bien, se está bien y se es muy bien atendido, ese importe puede llegar a parecer barato.
Y todo lo que les he contado sobre un "aparente bar de copas".
NO SE LO PIERDAN.
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29/07/2023
Pocas veces repetimos restaurante. Pero en esta ocasión merecía traer a la familia. Hoy solamente nos centraremos en los platos, el resto está descrito en la anterior reseña no ha cambiado su nota de excelente.
Hacía mucho calor, pero la terraza orientada a la playa nos obsequiaba con un viento del sur (migjorn) que nos hacía muy llevadero el calor de julio. Así que para beber, empezamos fuertes: una sangría de Cava, no excesivamente dulce, con frutos rojos y fresas, que pasaba la mar de bien por lo fría que estaba.
Repetimos croquetas, así que sirve el comentario del día anterior. Pero añadimos unos tallarines con ajo y perejil super buenos, solamente se encontró algo de tierra EN UN SOLO EJEMPLAR, lo que significa que estaban muy bien limpiados y tratados. Por el límite de caracteres no podré seguir con el resto de platos, pero sí podrán ver las fotos.
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