Todo perfecto en este restaurante. Para empezar, el lugar es exótico, la decoración me gustó mucho. Se encuentra justo enfrente del puerto de Almerimar, por lo que recomiendo comer en la terraza disfrutando de las vistas.
En cuanto a la comida, pedimos unas tostas de huevo, risotto y una hamburguesa con patatas caseras. La comida es espectacular, la mezcla de sabores y la calidad del producto son puntos que destacan en este restaurante. Hay muchas opciones, tiene platos en carta y fuera de carta por lo que os recomiendo echarles un ojo. Para finalizar, pedimos una tarta de queso que estaba exquisita.
Sin embargo, lo mejor de este lugar fue la atención prestada por nuestro camarero, el cual conocía a la perfección cada uno de los platos y nos asesoró en cuanto a sabores y cantidad de comida. Es un lujo poder contar con un servicio tan amable y comprometido.
En definitiva, pienso que este lugar es una visita necesaria en Almerimar si queréis probar comida de calidad y bien preparada.
Es un local muy bonito, con decoración retro muy original. La terraza tiene vistas a la dársena, por lo que es ideal para disfrutar de una cena con vistas a los barquitos. La comida estaba muy buena! Pedimos varias arepas, un par de tostas y un risotto (delicioso). El servicio bastante atento. Por ponerle un pero, me faltó una tapita de cortesía con las bebidas.
Es un restaurante encantador.
Muy original, todo está muy rico.
Tiene muchos vinos, que Alice y Fran, eligen cuidadosamente .
En la entrada al restaurante tiene una pizarra que describe muy bien el lugar: " Bistro con ramalazo italo- francés "
Si vas por el Almerimar, tómate algo en su terracita, corre el aire muy fresquito.
El personal es un encanto!!
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