Fue una cena que comenzó prometiendo ser muy agradable y satisfactoria pero que finalmente no fue así. Lo primero destacar que la comida está a la altura del local, la verdad es que todo muy rico y el sitio bonito. Sin embargo, a medida que la cena fue avanzando el servicio empezó a decaer, mucha atención y halagos al principio y tras media de hora de espera para tomar los postres (alguno no llegó a servirse porque ni si quiera habían tomado nota de él) pedimos la cuenta y nos marchamos con mal sabor de boca. A veces es mejor dar un buen servicio sin tanta tontería y prestar más atención a lo que los clientes solicitan.
Fuimos a cenar y el sitio, nada más entrar, me pareció espectacular. Está muy bien ambientado, con una decoración muy bonita, buena música, DJ y un buen servicio. Nos costó un poco decidirnos y nuestro camarero nos ayudó según nuestros gustos. Absolutamente todo lo que pedimos fue un acierto. Las quisquillas eran un espectáculo, la ensalada César, no la esperábamos así, nos conquisto. Los cócteles también muy buenos, y el trato bastante cuidado. Las croquetas nos llegaron un poquito frías por dentro, pero rápidamente nos la cambiaron, nos parece que cualquier restaurante puede tener un pequeño fallo como este, pero si sabes subsanarlo, al final el cliente se va contento, como fue nuestro caso. Lo recomiendo muchísimo, al terminar la cena ya mucha gente estaba tomando copas y animado el lugar. Volveremos seguro.
Experiencia de lujo en pleno puerto de Alicante.
Tuve la oportunidad de cenar en este restaurante tan elegante.
Empezamos la comida con el ¡Pepito, homenaje a Steve Jobs! el cual estaba muy rico y muy bien presentado; seguimos con su arroz de la casa, sepionet y boletus el cual estaba increíble. Extremadamente sabroso y abundante, de los mejores que he probado en el Mediterráneo.
La atención en el local fue muy buena en todo momento, muy profesionales.
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