El lugar está un poco escondido (de hecho la calle no tiene salida), aunque está a un paso de la carretera general.
Tiene amplio aparcamiento propio y zona para juegos con los peques.
Buena distribución de mesas, con sala para los servicios un poco pequeña aunque se complementa con las mesas de las dos terrazas.
Todo tiene un aire fresco y nuevo con música de fondo muy agradable y en su justo volumen, vamos, creando ambiente.
Respecto a la comida decir que nos encantó, algo diferente para la zona, se necesitaba algo así y espero que sea una puerta donde poder copiar esas fusiones con los platos que no todo el mundo consigue crear.
El servicio ágil y atento.
Muy buen ambiente y admite mascotas.
Ánimo y felicidades a todo el equipo por su buen hacer y entendimiento.
Para repetir sin duda alguna.
Hemos estado 8 días en la zona y hemos ido a este restaurante 5/6 veces creo que no me hace falta decir mucho más. Tiene zona de juego para niños. El local esta impecable y la atención y la comida excelente. Valoro positivamente que tienen trona y cambiador de bebé. Hemos probado prácticamente todas las raciones y postres, todo fenomenal, mención especial a los mejillones, al semifrio de limon y la crema cuajada con fresas. Tiene parking.
Fue un descubrimiento casual pero acabamos yendo dos días a comer ya que el primero nos encantó y decidimos repetir.
Comimos una ensalada de 'guacamango' de aguacate y mango buenísima, la carrillera con risotto muy original, la 'tosta de chipirones y pesto' imperdible (era una mezcla de chipirones con toques cítricos), el canelón de Galicia muy bueno, la 'tortilla negra' muy original y jugosa, las ‘finas lonchas de presa’ muy buenas también, y los 'mejillones salvajes' con salsa thai me encantaron.
El sitio es muy moderno y nuevo, pero al mismo tiempo muy atento y amable.
Además, tienen un parking en el propio recinto del restaurante.
La relación calidad-precio es de 10/10, se nota que todo está muy elaborado y de alta calidad.
Es una pena estar de viaje y no poder volver, sería uno de mis sitios preferidos. ¡Disfrútenlo ustedes que pueden!
Muy buen sitio para comer. Cenamos un par de noches en nuestras vacaciones.
El servicio es muy atento.
Es recomendable reservar y se puede aparcar tranquilamente.
A algunos platos les notamos falta de sabor. Por ejemplo el canelón relleno de buey o el paté de mar.
La tosta de chipirones muy bien.
La ensaladilla y carrillera con risoto, muy buenas.
Cómo curiosidad, la segunda noche, nos pusieron de tapa unos mejillones, pero cuando nos trajeron el primer plato se los llevaron.
El tiramisú tiene un ligero sabor a amareto, muy suave.
Me encantó este restaurante en la playa de la Lanzada. Está un poco escondido y hay que reservar pero vale mucho la pena. Tiene una decoración preciosa y una terraza súper bonita. La carta es diferente y muy imaginativa. Los mejillones Thai son los más ricos que comí! La salsa es espectacular, para bebérsela del bol. El entrecot estaba un poco duro, la verdad. Los comimos mejores. Y la lubina salvaje bastante sosa... El postre muy rico. Repetiría pero para probar platos más exóticos que no pudimos pq íbamos con un niño.
Ruben Altozano Rodriguez
+4
Llegamos a última hora y sin reserva y nos atendieron. El sitio muy bonito y muy buen ambiente. De comida pedimos la ensalada de aguacate/mango/gambón, croquetas y carrilleras con risotto. Todo muy rico, aunque la carrillera un poco seca. Buena relación calidad-precio.
Matilde Larrea Nicolás
+5
En los detalles está la diferencia y este lugar lo cumple con creces.
Comida sabrosisima, atención excelente y decoración con encanto y gusto, sobre todo gusto en todo lo que hacen.
Si visitas rías baixas tienes que conocerlo.
ESPECTACULAR 😍 Todos los platos que hemos pedido riquísimos: los mejillones, la tortilla, la tosta de chipirones…. Todo buenísimo!!!! El sitio es muy muy muy bonito y tranquilo! Muy cuidado todo. El servicio un 10 ☺️ buenísima calidad precio !
Ivan Alvarez de Lorenzana
+5
Un lugar encantador muy distinto de los típicos chiringuitos de playa que hay en la Lanzada. Su diseño bonito y transparente, junto con su ubicación un poco retirada al interior, colaboran para disfrutar de su cocina con una tranquilidad muy apetecible.
Tomamos fabas de Lourenzá con berberechos, bacalao con parmentier de patata y canelón de buey de mar, todo finísimo y riquísimo. De postre, un semifrío de lima y limón muy bueno y una espuma de praliné de almendras que te transporta al séptimo cielo.
Por apuntar algo que habría que corregir, sugeriría poner unos almohadones que hagan más confortables las sillas, que se te clavan un poco al sentarte, pero en conjunto me parece un restaurante de diez (o de 5 estrellas, en este caso).
Raimundo Campos Fernández
+4
La comida buenísima y el sitio estupendo aunque no esté totalmente pegado a la playa. Eso sí, el servicio muy mejorable, es muy incómodo cuando tienes que avisar varias veces a los camareros, cuando además se confunden en 2 ocasiones con tu pedido y es tristísimo ver cómo solo se vuelcan y muestras su simpatía a una única mesa de las 10 que tendrían en ese momento. No pido que se vuelquen conmigo, solo no tener que estar rogando su atención cuando encima éramos mesas con servicios muy similares.
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