Primera vez en Canton 23, desde el paseo la fachada es bastante pequeña por lo que pasa un poco desapercibido, pero el local interior es muy grande, con una bonita decoración y un amplio salón que denominan terraza cubierta y está completamente acristalado y decorado con bambús. La cocina tiene un muy buen nivel. Probamos y nos sorprendieron muy positivamente las estupendas croquetas de jamón muy cremosas, el falso risoto de pollo y cigalas y la carrillera con una salsa muy rica. En postres también hay buen nivel, el bizcocho muy ligero de castañas con toffe salado y un helado cremoso de hinojo es muy original. Claramente para repetir.
carmen esteban portillo
+5
Brutal experiencia con explosión de da sabores, os recomiendo ir si queréis disfrutar de un buen Servicio y una buena compañía con unos increíbles camareros y un buen meitre .
Volvería sin duda
Lugar con un ambiente excepcional, servicio muy bueno. La carta variada y de calidad, muy recomendable.
Sitio muy agradable y muy buen trato del personal. En cuanto a la comida estaba todo muy rico pero quizás el precio algo elevado para lo que ofrecen, en cualquier caso buena experiencia. A destacar la oblea y el arroz.
Maravilloso!!
De principio a fin: local acogedor, servicio maravilloso y comida espectacular.
No te vayas sin probar las alcachofas o alguno de sus arroces. Me resulta imposible no pedirlos en cada visita!
Y además ahora tienen también pintxos vascos a cualquier hora del día!
Pablo Cougil Fernández
+5
Sitio muy elegante, tranquilo, fino y bonito, sobre todo eso muy bonito, muy cuidados todos los detalles.
La atención del camarero de 10, tanto en conocimiento sobre los platos como el maridaje.
Nosotros seguimos las recomendaciones de el y os recomiendo lo mismo.
El steack tartar espectacular, servido sobre un perrito donde se notaba la calidad y sabor de cada ingrediente.
El arroz en su punto. Llegamos a la conclusión de que el mejor arroz que hemos comido nunca
De postre una oblea que no defrauda.
Además de que la atención fue un 10 incluso charlo con nosotros y nos recomendó un sitio para cenar.
Sin duda elección segura , eso si, parece caro pero merece la pena
Nos gusta mucho este sitio, hemos venido varias veces a cenar y los platos están muy ricos. Los van cambiando cada temporada, por lo que siempre tienes opciones diferentes en carta. El arroz espectacular. La decoración es muy bonita, el lugar es tranquilo y acogedor. 100% recomendable.
Un sitio muy agradable para comer por su luz natural, su amplio espacio y su personal. Pedimos unos entrantes (ensalada de tomate azul y croquetas) y luego varios arroces. Todo muy bueno, incluidos los postres. Destacar el rápido servicio, aunque echamos de menos una mesa redonda.
Experiencia mas que recomendable la vivida en Canton 23. Desde que entras por la puerta, el ambiente es muy acogedor y su decoracion está muy cuidada.
Dispone de mesas altas para un picoteo rapido y al fondo, su comedor, con luz natural, amplio, pudiendo ubicar a los comensales en una gran mesa central u otras mas pequeñas.
El trato por parte del personal fue excelente, aconsejandonos en todo momento sobre nuestra eleccion.
Todo estaba buenisimo pero haremos incapié en su ensaladilla, sus arroces y como postre, la oblea!
Los baños, situados en la parte de arriba a los que puedes acceder por escaleras o ascensor, ponen el colofon a un local al que volveremos pronto!
Comimos en la terraza cubierta, con techo acristalado a gran altura y abundante luz natural.
Muy amables y buen servicio, si bien algo lento, al menos en visita, en relación a la ocupación.
Compartimos un entrante fuera de carta, una tortilla abierta con lomos de atún, piparra y algunas especies. Muy sabroso y buen punto del huevo.
Como plato principal pedimos unos canelones de gallo de corral (carta) y un rodaballo sobre cama de patata y verduras (fuera de carta). Según nos dijeron, habían recibido un rodaballo de 10kg (hay fotos en esta red).
El plato de canelón viene con 3 unidades. Probé un poco y tiene gran sabor. Por lo visto en otras mesas, hay quien pide ese plato para compartir (es una opción). Llenan bastante.
El rodaballo no llegó a sacarme una lagrima de alegría. Un trozo abundante, dado el tamaño definido, pero se les pasó el punto (en mi opinión y para mi gusto, y por comparación con otros tantos que he disfrutado). Un poco seco. No se cumplió la alta expectativa inicial, intensificada en la 'venta' del plato fuera de carta. No obstante, no quita que estuviera rico.
Para terminar apostamos por unas milhojas de chocolate y crema pastelera, con una bola de helado de queso y membrillo (de lo mejor del día y así se lo hicimos saber al camarero, quien nos dio la referencia de la marca comercial, por si queriamos comprarlo). La capa de milhoja superior se les pasó un poco en horno, observación que nos transmitió al recoger el plato y ver que la habíamos apartado.
Como conclusión: buen ambiente y entorno, gran amabilidad por el personal pero (al menos en esta ocasión) los pequeños detalles son los que marcan la diferencia entre 4 y 5 *
Como siempre, es mi opinión personal.
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